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Melancolía (2011) es el último filme del polémico director danés Lars von Trier , expulsado y declarado persona no grata en el Festiva...

HOY, CINE: MELANCOLÍA DE LARS VON TRIER HOY, CINE: MELANCOLÍA DE LARS VON TRIER

HOY, CINE: MELANCOLÍA DE LARS VON TRIER

HOY, CINE: MELANCOLÍA DE LARS VON TRIER


Melancolía (2011) es el último filme del polémico director danés Lars von Trier, expulsado y declarado persona no grata en el Festival de Cannes durante la presentación de esta película. El incidente fue un escándalo mundial ya que von Trier hizo una broma (quizá excesiva, quizá estúpida, quizá fanfarrona, quizá torpe, quizá arrogante, quizá todo lo anterior) en la que admitió una pequeña pero al fin simpatía por los nazis. A pesar de este hecho el filme continuó en la competencia y Kirsten Dunst ganó la presea como Mejor Actriz.
El irreverente y multipremiado director insiste nuevamente en temas incómodos o tabú. Es notable el cambio formal, esto es, su manera de hacer cine, que ha desarrollado Von Trier desde Anticristo (2009). Recordemos que hace poco más de una década declaró la guerra a los efectos especiales y a toda artificialidad en el rodaje, publicado en el manifiesto Dogma 95 donde juró voto de castidad: no a la decoración de los escenarios, no a la luz artificial, no a los filtros, no a sonidos falsos. El voto de castidad se quebró completamente. Si bien es cierto que no todas sus películas anteriores a Anticristo y Melancolía se ciñen a estos requerimientos, en estas dos últimas hay un tratamiento demasiado estilizado de la imagen. No sólo se utiliza luz artificial, decoración y música, sino que se recurre a artificiosas técnicas para retocar y ornamentar las imágenes. Por ejemplo, en la secuencia inicial en slow motion de Melancolía, que como bien dice un amigo, las imágenes son tan bonitas y estilizadas que podrían ser parte de la publicidad del Palacio de Hierro.
Melancolía comienza con un preludio en el que escuchamos Tristán e Isolda de Wagner y vemos varias imágenes opacas similares a un sueño. Entre ellas aparece un cuadro de de Pieter Brueghel el Viejo que se desvanece en la pantalla y otra, que no es exactamente un lienzo de JohnEverett Millais, pero que hace explícitamente referencia a él.
 La película se divide en dos partes y en ambas se relata la relación que tienen dos hermanas marcadamente distintas, tanto física como temperamentalmente. Claire interpretada por Charlotte Gainsbourg, quien ya había trabajado junto con el danés en Anticristo, es una mujer madura felizmente casada con un hijo pequeño y económicamente bien acomodada. Por el contrario, Justine es (Kirsten Dunst) una joven e infeliz mujer al cual parece no importarle nada. La primera parte transcurre el día de la boda de Justine que pese a tener una fiesta de cuento de hadas, pues la celebración se lleva a cabo en un fastuoso castillo y un apuesto hombre como esposo, se nota desencantada. No sabemos qué es lo que causa el desánimo de Justine, su actitud es desconcertante. En su rostro no hay muestras de alegría, más bien se le ve cansada, incómoda y fastidiada. Claire y su esposo John (Kiefer Sutherland), encargados de la organización de la boda y dueños del castillo, no se asombran de la conducta de Justine, sin embargo intentan alentarla y sostener la celebración hasta donde les es posible. La segunda parte, la película da un giro inesperado, después de la fracasada boda de Justine, nos enteramos que el planeta Melancolía se acerca peligrosamente a la Tierra; lo que representa una amenaza terrorífica para unos y para otros sólo una intimidación sin fundamentos objetivos como es el caso de John, un científico que ha calculado que Melancolía pasará cerca de la Tierra pero sin perturbarla. Claire no está tan segura que Melancolía se acerque inofensivamente, está preocupada y ansiosa por el desenlace y el futuro de la vida en la Tierra. Para el director, Claire representa al ser humano normal, sano, que al acercase el fin del mundo entra en pánico. Justine, que en el capítulo anterior se apreciaba fuera de lugar, ahora se le ve tranquila, conectada de una forma íntima con el extraño planeta y conforme con la próxima catástrofe.
 El tema del fin del mundo no es novedoso, lo hemos visto tanto en (muchas) películas típicas hollywoodenses como en pequeñas producciones independientes, sin embargo Lars von Trier ofrece un tratamiento propio. Para él el fin del mundo no es una horrible profecía en la que sus personajes luchan contra el destino funesto, sino una historia romántica (en palabras del propio director).Se han hecho lecturas moralinas de la película, en las se juzga duramente la actitud de Justine situándola como víctima o perversa, sin embargo el filme es mucho más denso, esto es, no se agota en un mero juicio reprobatorio o elogioso de la actitud de sus personajes. Un desatino, creo, es que Von Trier bautizó a su protagonista con ese condenatorio nombre que hace referencia obligada a Sade y su famosa novela Justine o los infortunios de la virtud, que más que alumbrar o perturbar al espectador fomenta justamente estas lecturas moralinas en las que colocan a su Justine (la de von Trier) como una mártir que busca la virtud, pero es ofuscada y descarriada por su entorno (propia de la Justine de Sade).
Lars von Trier logra plasmar el acontecer del fin de la existencia humana y de la vida en la Tierra, no como lo hemos visto antes con pánico generalizado, largas peleas y dramáticas despedidas. No. Lars von Trier juguetonamente asoma el lado oscuro de todos los que ante el destino siniestro se sienten aliviados. Así, el fin del mundo es trágico para unos y liberador para otros.   
La película está exhibiéndose en algunas salas cinematográficas de la ciudad de México, pero hay varias páginas en las que se puede descargar gratis o seguro la encuentras con tu distribuidor de cine personal en cualquier tianguis.
Frida Bárbara Monjarás
@frida_barbara
@MomentoSonoro

1 comentario:

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