Para comer una toronja hay que tener paciencia. Pelarla con
paciencia, desgajarla pacienzudamente si no se desbarata; luego separar, de
cada gajo, lo dulce de lo amargo para, al final, decidir qué comerse. Casi todos
elegimos lo dulce y lo amargo va a la basura. Nadie en condiciones normales se
come la cascara. Sin embargo, la toronja es todas esas partes, es la cascara y
los gajos todos, incluidos la parte dulce y la parte amarga.
A la toronja se le debe tratar con paciencia. De otro modo
podríamos nada más comer la parte amarga y concluir que la toronja toda es
amarga. Hasta podríamos creer que es agridulce, igual que la creemos dulce.
Al final la toronja
es lo que nosotros queramos en función de cómo la tratemos: dulce, agridulce o
amarga. Pero la toronja es las tres al mismo tiempo, si tomamos una parte ya no
es toda la toronja: la seccionamos, la dividimos, la perdemos.
La toronja parece contradictoria. Aparenta irracionalidad.
La toronja es como
la vida.
@aleljndr
@MomentoSonoro
tsss finalmente todo se vuelve un pedo de percepción
ResponderEliminarPues en realidad no lo creo así, pues hay 'Totalidades', por definición, imperceptibles; por ejemplo, si te comes toda la toronja, ¿qué es? ¿dulce? ¿amarga? ¿ambas?
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