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  PRIMERA PARTE: San Lázaro. Me gustaría que mañana no fueras; que te quedaras en tu casa todo el día; pero te conozco y ...

Carne Vs. Carne Carne Vs. Carne

Carne Vs. Carne

Carne Vs. Carne



 

PRIMERA PARTE: San Lázaro.



Me gustaría que mañana no fueras; que te quedaras en tu casa todo el día; pero te conozco y te quiero; por eso nunca te lo pediría.

Eso fue lo último que me dijo Sofía al despedirse; luego, su espalda alejándose y su culo perfecto desapareciendo entre las personas y las puertas del tren del metro. Son las 23:30 del viernes 30 de noviembre (2012), yo debo ir a dormir, pues faltan 5 horas para la cita en el Monumento a la Revolución. El plan es simple. Juntarse 4:30 am en el Monumento para llegar entre 6 y 7 a San Lázaro —antes de que EPN rinda protesta— para explorar la posibilidad de brincar las vallas de la policía y poder estar lo más cerca posible de Congreso de la Unión. Luego, si no lográramos atravesar las vallas metálicas de la policía para acercarnos, deberíamos, de San Lázaro, dirigirnos al Zócalo, frente a Palacio Nacional donde también EPN haría acto de presencia.
Me comprometí con brigada y compañeros; pues ya había tomado los talleres[1] de desobediencia civil, primeros auxilios, el de reacción a enfrentamientos policiacos y estrategia civil callejera. Ahora era momento de ponerlos en práctica. Me hallaba nervioso y temeroso, pero decidido. Días antes Sofía me buscó, preocupada, para preguntarme si asistiría a las protestas. Dime que no irás; le dije que no; Dime que no me mientes, guardé silencio; luego dijo, Si debes ir el sábado a que te golpeen, quiero verte el viernes para acariciarte.
     Quedamos de vernos en la noche. Paso puntual por ella al metro y no está, llegará tarde, como es su costumbre. Pero aprovecho el tiempo ejerciendo mi memoria; es algo así como un  método de espera. La memoria funciona de modos extraños. Un ejercicio mnemotécnico, para asimilación, manejo y memorización de información, consiste en armar una historia sin sentido e intercalar en el orden deseado los datos a recordar como si fueran “personajes” o elementos de la historia. Entre menos sentido tenga la historia es más fácil recordarla. Eso hago mientras llega Sofía. Así la espero. Todo depende de la línea de metro. Esta vez tocó turno a la historia de la fiesta.

En la Universidad de Copilco, Miguel Ángel de Quevedo tiene Viveros cerca de Coyoacán junto con Emiliano Zapata que no es el jefe de la División del Norte. Cuya novia es Eugenia de Etiopía. Ellos se conocieron en el Centro Médico del Hospital General donde trabajan los Niños Héroes de apellidos Balderas y Juárez, nacidos en Hidalgo y Guerrero, respectivamente; a los que les tocó pasar a Tlatelolco por La Raza porque la fiesta era en un Potrero, el 18 de Marzo, día de los Indios Verdes.

Mientras repaso la estúpida historia de la fiesta, aparece Sofía con bolsa de mano y su maleta de masajes. ¿Vienes de dar masaje? Le pregunto, y ella, No, voy a darte uno; el que te debo. Tomo la maleta y caminamos a mi casa pasando por unas cervezas. Lo menos que puedo hacer para pagarle el masaje es cargar su bolsa y comprarle unas chelas.

       Creo que este es el momento de hablar de Sofía. Y lo haré, pero diciendo lo mínimo necesario; no porque me avergüence delatar que estoy enamorado de ella, sino, por la misma razón, mi percepción de Sofía es poco objetiva. Ella estudió las dos cosas que le apasionan: danza y masaje. Y practica ambos casi todos los días. Asiste e imparte talleres de danza y da masajes. Me prometió uno hace años pero nunca coincidimos —ahora que lo pienso, tampoco he bailado con ella. No considero necesario describir el cuerpo de una bailarina profesional. Ella es muy atractiva y agradable, de personalidad magnética y aunque su risa no es nada angelical toda ella es interesante y sugerente: 58 kilos de gracia en formato seducción; sólo le conozco dos defectos: 1. (como buena bailarina) se considera gorda y 2. Tiene novio.

     Al llegar a mi casa trato de abrir una cerveza pero me pide esperar hasta terminar el masaje. Vamos a mi cuarto, ella acomoda sábanas y colchoneta y demás enseres que carga en su maleta de masajes. Sonríe y dice. Quítate la ropa y acuéstate bocabajo.
Comienzo a desnudarme y ella también. Yo miro, como estudiando, su cuerpo y su ropa interior. Me voltea a ver y me dice, Esto no lo incluye el masaje, estoy desnuda frente a ti porque eres tú y no un cliente. Yo sólo pienso en el concepto finalfeliz tan asociado al masaje. Luego se pone unos pants y una playera. Yo también debo estar cómoda para darte el masaje; me dice. Me acuesto con la espalda al suelo y ella se pone encima mío. Me besa y dice como al aire, Me gusta estar contigo. Me abraza fuerte, con sus brazos presiona mi tórax y con sus piernas las mías. Ahora ponte bocabajo y relájate. Se levanta, me giro y comienzo a repasar el plan. Es decir, hago todo menos relajarme.

§
     Los bloques anarquistas son organizaciones que debes conocer. Los anarquistas son personas que no quieres conocer. La anarquía es algo que debes conocer. El anarquismo es algo que no quieres conocer. En las “reuniones” o “asambleas” o “plenos” —la terminología varía— se discuten las acciones a realizar, pero no se vota, se trata de acordar todo por la vía del consenso. Hay oradores, mociones, participaciones y resolutivos. Sin embargo, pasa algo con los acuerdos. El compromiso de respetarlos no es con la organización o con la mayoría, sino es contigo mismo y con los camaradas cercanos.
Es difícil hacer amigos en el Bloque, pues la costumbre consiste en no usar tu nombre verdadero. Por esta razón puedes encontrar a un Justin Bieber o un Pedro Infante en una reunión. O puedes, un día, descubrirte diciendo a media discusión, Concuerdo con el compañero Porfirio Díaz en que... Tu pseudónimo lo elijes en cada reunión y la costumbre es que si te encuentras a Porfirio o Justin en la calle, haces como que no los conoces y ellos igual. Te puedes dar cuenta de la experiencia del anarquista a partir de su pseudónimo. Los más jóvenes o de recién ingreso siempre quieren ser ‘Elchéguevara’, ‘Tupacamaru’, ‘Luciocabañas’, ‘Camilocienfuegos’, ‘Matajari’. Luego con el tiempo, el que usaba ‘Elchéguevara’, lo cambia por ‘Fuser’ o hasta ‘AMQUACK’. Los de más experiencia o con más tiempo en la organización usan cualquier cosa como nombre, ‘Llave’, ‘Perla’ (aunque fueras hombre) o ‘Faraón’, hasta  PíoCien’ etc. Puedes y debes usar un alias distinto en cada reunión, excepto en las brigadas. Cuando te propones para comisionarte en una brigada y la logras conjuntar, debes permanecer, mientras esté en funciones, con el mismo nombre.
El día que EPN recibió su Constancia de Mayoría que lo reconocía legalmente como presidente electo de México, conformé, junto con otros 12 camaradas, al interno del Bloque, la brigada  PrimeraPro, planeada para el 1 de diciembre y con funciones hasta ese día, si y sólo si no había ningún brigadista detenido. Mi alias fue AKVO, durante toda la segunda mitad del año 2mil12. Y durante todo ese tiempo preparamos la brigada para el 1º de diciembre.



Sofía hace ejercicios de calentamiento, aeróbicos a mi ver, antes de untarse desde la manos hasta los codos aceite.
Comienza a acariciarme el cuello y la espalda.
¿Qué nombre te tocó esta vez?; me pregunta. Akvo; le dije; y ella,  Relájate, AKVO, no pienses en mañana. Pero yo sólo podía repasar una y otra vez el lugar de la cita, la hora, los seudónimos de los otros doce brigadistas, los puntos de reagrupación en caso de emergencia, las estrategias alternas en caso de alguien detenido, las instrucciones a seguir en caso de ser yo el detenido. Estaba lista mi ropa, mi playera y sudadera con capucha, ambas negras, mi pantalón de paracaidista, mis zapatos para correr con doble calceta y algo que haga las veces de pasamontañas para cubrir el rostro. Bártulos en la mochila: 1 litro de agua para la sed, otra playera de color para despistar, vinagre y un paliacate para el gas lacrimógeno, el GPS para que Cerebro supiera siempre dónde estamos y dos botellas de vidrio para las molotov, amarres de plástico y masking tape para los provocadores.
Creo que no olvidaba nada. Excepto relajarme.
En el momento que advierto el exquisito aroma del aceite combinado con el olor de la piel de Sofía, me siento muy afortunado por no ser Oleo. Él está en mi brigada y le tocó, por sorteo, llevar la gasolina para las bombas molotov. En ese momento su cuarto debería estar exageradamente octanado, mientras el mío se hallaba altamente feromonado; con todo, de entre los dos, el que se las tenía que ver con las sustancias más peligrosas y extremadamente inestables no era él, sin duda.
Y allí estaba yo, un tipo dispuesto y capacitado para enfrentarse a la Policía del DF, la PFP y el Estado Mayor Presidencial, aterrorizado por una bailarinamasajista.
¿Qué es la policía con escudos y cascos comparada con Sofía? ¿Qué significa ser arrestado y acusado de un delito federal —obstrucción a las vías de comunicación, por ejemplo— comparado con enamorarse de una bailarina con novio? ¿Qué es un beso masajista ante un macanazo policial? ¿Qué produce más lágrimas? ¿Una relación sentimental o el gas lacrimógeno?
Pero no me preocupó, me consideré a la altura de las circunstancias; un conocimiento muy profundo me consoló: gasolina o feromonas, siempre alguien sale herido.
Sin embargo, hay algo que me inquieta: 2 de los planes alternos: uno, si alguien de la comisión era arrestado y dos, si advertíamos provocadores en la manifestación.

Los provocadores
Los provocadores son los que en las manifestaciones rompen vidrios y roban. Sin embargo, contrario a lo que se pudiera creer, son facilísimos de identificar: casi siempre están embozados, llevan camisa negra, pantalón caqui, botas militares y distintivos en la mano derecha como guantes o pañuelos. La función de los provocadores es hacerse pasar por manifestantes y realizar actos vandálicos para justificar acciones violentas de parte de la policía o arrestos. Obviamente, los provocadores están coludidos con la policía y nunca son ni agredidos ni detenidos. Claro. Nunca faltan los borregos. Estos no son provocadores ni pagados ni profesionales, son asistentes a las manifestaciones que, simplemente se les bota el flotador y comienzan a hacer desmanes.

Los borregos
Hay un tipo de comportamiento que se presenta en algunos asistentes a concentraciones masivas como conciertos, estadios o manifestaciones, que les vale el mote despectivo de borrego.
Los “borregos” se masifican, aparentemente diluyen su individualidad en la multitud, en la manada. Suspenden el juicio, no hay procesos mentales complejos, sólo los básicos. No hay porqués ni paraqués. Exclusivamente se adhieren a la mayoría.  Si la mayoría canta, ellos cantan, si la mayoría brinca, ellos brincan, si la mayoría rompe vidrios, roba o ataca a la policía, ellos también. Casi siempre una turba es un conjunto de borregos. Ignoro las explicaciones que de esta conducta tenga la psicología social, pero la he visto.

     Y guarden cuidado en arrojar la primera piedra, pues no conozco ser humano que no padezca, en mayor o menor grado el síndrome del borrego. Los borregos no son malos, ni buenos; simplemente son útiles debido a que anulan su juicio y no piensan por sí mismos dejándose llevar.
Cuando entras en la Mátrix hay varios tipos de entidades, unas son las que se conectan, desconectan y saben que la Mátrix existe y qué es. Otros son los programas que los cazan llamados agentes, y otras, las que se hallan en medio, son las personas que ignoran qué es la Mátrix; éstos últimos son peligrosos para los primeros porque o se pueden convertir en los segundos y perseguirlos, o no convertirse, y ocultarlos. Así son los borregos, pueden atacarte o encubrirte.
El sábado 1 de diciembre de 2mil12 hubo borregos frente a San Lázaro al amanecer y en Bellas Artes cerca del 1/2 día. Hubo borregos que se adhirieron a nuestras brigadas y hubo borregos que siguieron a los provocadores. Contrario a la costumbre, la gran mayoría de los detenidos ese día no fueron borregos.

       Uno de los planes alternos, si encontrábamos provocadores de cualquiera de los dos tipos, consistía en que la brigada debía anularlos. Un provocador nunca está solo y no se les convence hablando. Teníamos que golpearlos y maniatarlos con amarres de plástico o masquinteiP. El momento de la discusión había cesado. El diálogo acabó. El tiempo de la palabra también. Ahora era turno de la acción en ese lugar lúgubre, cruel y desolado que las personas llaman por costumbre realidad.

§
El mensaje de Cerebro llegó al celular puntual como siempre, 3:50 am. El mensaje sólo decía. Despierta mi/bien despierta. El resto de la brigada estaría recibiendo uno idéntico en ese mismo instante, eso significaba que teníamos 40 minutos para levantarnos, vestirnos, desayunar y llegar al Monumento a la Revolución para luego trasladarnos a San Lázaro en contingente. Una vez ahí ir al punto de reunión con la comisión de los Genaros.

Los Genaros
La brigada se llama así por el alias de sus integrantes, había un Genaro 0, otro Genaro 1, Genaro 2, G3 y así hasta el G6. Es la brigada de mayor experiencia en el Bloque, ellos conservan siempre los mismos pseudónimos dado que su comisión siempre está en activo, ya sea en manifestaciones u operaciones. Los Genaros son legendarios, pues, al interno de la organización son ellos los que proveen  de instrumental. Ya sea celulares, Smartphones, GPS o radios los Genaros lo consiguen. Cuando le falta algo al Bloque G0 sólo dice, Necesitamos una expropiación, y a la reunión siguiente ahí está lo que nos faltaba y si alguien se queja del precio G0 responde, No hay lío, el capitalismo invita. Creo que algunos de los Genaros son hermanos o primos. También son algunos de los que dirigen las experiencias en el Bloque.

       Me levanto amodorrado, todavía con el olor del aceite de masaje en las sábanas y el aroma de Sofía sobre mi piel. Me preparo  cualquier cosa para comer mientras salgo camino al Monumento. Llego relajado, seguro es por ella y su masaje; dado que mi brigada está completa nos adelantamos al resto de la manifestación, encaminamos hacia San Lázaro.
A las 5:30 am nos encontramos con los Genaros en el punto acordado. G0 nos informa, mapa en mano, los puntos débiles de las vallas metálicas de la policía y nos recuerda las áreas de acción del resto de las brigadas. Al terminar de dar las instrucciones pregunta ¿Alguna duda? Nadie pregunta nada. G0 guarda el mapa y nos despide diciendo. Recuerden que nuestro trabajo hoy sólo consiste en abrir brecha a través del cerco policiaco; cuando la manifestación lo atraviese no tenemos nada que hacer aquí; sino logramos abrir brecha nos vemos en el Zócalo, y no olviden que estamos aquí por la libertad. “Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad”
Estoy seguro que G0 ensayó ese discurso. Y me gustó, aunque yo en vez de E. Tierno Galván hubiera citado a R. Díez: “Defender la libertad siempre merece la pena” En fin, ni el anarquismo puede escapar de la Tradición; pues en Méjico sigue épica y poéticamente influenciado por el anarquismo español y su GuerraCivil.
Nos despedimos de los demás brigadistas con apretones de manos y abrazos. Ese momento es importante. No sabes, sin exagerar, si será la última vez que los veas o la última que te vean; o puede ser que el próximo saludo sea desde una reja en un Reclusorio o una cama de Hospital. Y sin el consuelo de una religión es difícil dar lo que probablemente sería el último adiós.
Así es el mundo de las acciones: implacable. Y en un mundo así sólo se puede ser impecable. Otro muy distinto es el mundo de las palabras; los discursos no matan a nadie, porque no hacen nada; las acciones hacen, no las palabras. Para hablar, cualquiera; el aire es muy paciente, decía un profesor de la universidad; pero hacer es de pocos. Cuando te equivocas al usar la palabra con un corrector, goma o federratas es suficiente; en el mundo de las acciones a veces no hay oportunidad para corregir.

     Casi terminaba de amanecer cuando logramos quitar dos secciones de la valla metálica de la policía. Eso desató todo, pues hasta entonces no había gases lacrimógenos, balas de goma, granadas aturdidoras ni chorros de agua a presión. Para que pudiera pasar el grueso de la manifestación debíamos remover más secciones de la valla.
El trabajo de Kloro, Petrolo y Karbolo, con un trapo bañado en vinagre sobre la boca y la nariz y guantes de carnaza, consistía en ubicar los gases lacrimógenos que lanzaba la policía y arrojárselos de vuelta con dos objetivos, uno, que las personas en la protesta no sufrieran los efectos del lacrimógeno y, dos, que la policía se viera obligada a usar máscara antigás. Cuando no tienes nada, cualquier cosa es ventaja.
Benzino junto a Nafto y Oleo tienen listas las molotov, Fenolo es el encargado de encenderlas y Ŝtonoleo y yo de arrojarlas.
La función principal de las Bombas Molotov es mantener o ganar terreno, no quemar policías; del mismo modo que la función de las armas, no es asesinar, sino ganar las batallas. Para consumar  ésta, con morbosa frecuencia tiene que acontecer aquella.
Al brincar el vallado metálico debemos mantener a la policía a raya para conseguir tiempo y espacio para quitar más vallas y hacer más amplia la brecha para que la crucen los manifestantes; si lo logramos, si la manifestación atraviesa las vallas policiacas, los brigadistas nos tendríamos que retirar, pues ensuciaríamos la protesta con nuestra presencia; nadie quiere hallar, en una protesta pacífica, a individuos con pasamontañas, gepeeses y cocteles molotov en sus mochilas. Por esta misma razón es que resulta tan sencillo que la policía desaparezca a brigadistas, pues se supone que no deben estar ahí, y no lo están hasta que los arrestan; pero ¿y si la policía decide no arrestarlos? ¿quién los buscará? ¿quién organizará marchas para exigir su liberación?; se cuenta, como tema tabú, al interior del Bloque, que una vez hubo un G7 que no volvió de una operación. Para eso el sistema de posicionamiento global; para evitar perder a otro brigadista.

     Ŝtonoleo y Nafto, al pie de la valla recién derribada, están ansiosos por hacer arder las Molotov, yo tomo la primera marcándoles el área a cubrir, Fenolo la enciende y, como indicación de que la puedo lanzar, me golpea el hombro. El mismo hombro sobre el que unas horas antes Sofía me pulsaba con sus dedos… recorriéndome toda la espalda hasta el costado. Desde el hombro hasta la pierna, con su mano y su antebrazo hasta el codo, hasta mi flanco. Su mano, mi hombro, su antebrazo, mi espalda, su codo, mi cadera.
Sin el masaje la Molotov no habría llegado hasta donde llegó, tan alto y tan lejos. La botella se desprendió de mi mano despegando hacia el cielo, tambaleante. Parece que no terminaba de caer. Durante su trayectoria al suelo deseé que no hiciera blanco con nadie, uniformado o no; aunque debo confesar que me habría sentido muy bien que le cayera a EPN. Con lo engomado de su copete, seguro es lo que más arde. Verlo calvo y sufriente; arrastrándose y suplicante. Ardiente. Por fin la prensa de la farándula tendría su encabezado: “EPN ¡Ardiente!
Y no, no odio a EPN. Desprecio la posición que él detenta. El tipo tal vez hasta me caiga buen pedo, no lo sé y seguro nunca lo sabré, pero si él se diera la oportunidad de dejarse conocer tal vez hasta podría caerme bien.
Él, sea quien sea —en este caso EPN— detenta un puesto y es con el puesto con el que se debe terminar,  no con el ser humano. Ahora, si el ser humano cree ser el puesto, ni hablar; al acabar con el puesto, en parte y como daño colateral, se acabará con el ser humano. Asesinar, no; defenestrar, sí: “un ser humano, cualquier ser humano, vale más que una bandera, cualquier bandera”[2]. Esto funciona para el Anarquista, y para el Libertario también. El libertario defiende y lucha por su bandera: la libertad, porque, para él, la esencia del ser humano es ser libre. Sin la libertad no hay ser humano. Para el libertario asesinar a una persona sin libertad no es homicidio, simplemente es un paso necesario en su proceso de lucha.
Como dice VitoAndolini: Nada personal, son sólo negocios. Pero en cuanto tenga oportunidad con EPN Le haré una oferta que no podrá rechazar.

       El coctel Molotov por fin cayó al suelo sin herir a nadie. Ŝtonoleo arroja rápidamente un par, creando una especie de frontera con muros de fuego. Fenolo me alcanza otra botella, al pasarla de mano en mano chorrea un poco de gasolina sobre mis pies, la enciende y, en señal de ‘listo’, me presiona en el hombro, cerca del omóplato.

     Me presionó en el omóplato, cerca del hombro. Aquí tienes un nudo ¿te duele? Me preguntó. No, Soph. Dije. Siguió por la espalda, una y otra vez, con movimientos unos suaves y otros enérgicos, con sus manos, dedos, muñecas y codos hasta que dijo, Ahora los pies y las piernas, mientras suspiraba. Yo estaba ya tan relajado que seguro se me notaba pues me propuso, Si quieres dormir está bien. Cerré los ojos y ella comenzó con las plantas de los pies. Los pies, ¡mh!, los pies, los mismos que ahora están entre calcetas, gasolina y botas… Creo que  nunca nadie me había masajeado los pies. Fue agradable a niveles indescriptibles. Las piernas, los muslos, los talones, las plantas de los pies; todo recibió un trato cuidadoso y con esmero de parte de Sophia. Las sensaciones provocadas por el contacto —piel contra piel— a veces fuerte, me llevó a un punto en el que no supe distinguir si dormía o no, entre el sueño y la vigilia. El diccionario lo define como ensueño, creo.
En esos instantes ya no pensaba en nada, no había nada, ni preocupaciones, ni planes, nada. Bruscamente Sofía me brincó encima y susurró al oído Ya estás de la espalda, ahora panzarriba para terminar con la otra mitad de ti. Yo tan relajado que fue necesario que Soph me rodara para darle la cara al cielo, bueno al techo. Una vez bocarriba ella se quedó sentada sobre mi ombligo, pegó su pecho al mío, me abrazó y nos besamos;  besos y abrazos por largo rato. Le quité su playera y sus pants; su ropa de trabajo. Nos pusimos bajo las sábanas. El masaje había terminado.

     El sonido estruendoso me regresa; el enfrentamiento había comenzado; eran las granadas aturdidoras, la policía pretendía parar nuestro avance ahuyentándonos para sanear la pérdida de la valla. El fuego provocado por las molotov no es suficiente, nadie ha desprendido más secciones de la valla metálica. En ese momento Ŝtonoleo está en el suelo, gritando, sangrando y sujetándose una pierna, Nafto y yo lo cargamos para alejarlo de la policía que avanzaba rápidamente hacia él, hacia la valla, hacia nosotros. Al abrazarlo extraño los brazos de Sofía, me gustaría volver a estar con ella, juntos. Justo ahora me parece una excelente idea haber pasado todo el sábado con ella, retozando, viendo películas y cocinando; a ella le gusta cómo me queda la pasta; yo sé qué vino prefiere; juntos; todo el día; olvidando la política; olvidando las ideas; olvidando las acciones y a EPN; olvidando al país, las brigadas y… olvidar que yo no bailo y olvidar que ella tiene novio… recordar el “Haz el amor y no la guerra”. Ŝtonoleo me grita en la cara, Fue una bala, nos están disparando balas de goma. Yo no le creo. Está exagerando. Nunca en este país, por lo menos en el D.F., han disparado balas de goma; pero siempre hay una primera vez, para todo.
El protocolo es muy claro: si algún integrante de la brigada es anulado (esto es detenido o herido), la brigada toda debe ponerse a resguardo; y también: si la brigada necesita movilizarse fuera de su zona de acción, debe movilizarse completa, en cohesión. Por ello nuestra brigada completa se trasladó detrás de las vallas, llevando a Ŝtonoleo con la brigada encargada de los heridos, a dos cuadras de distancia.
Terminó, por fin, de amanecer; el sol ya se asoma por encima de casi todos los edificios. En la retirada, nos cubren la retaguardia Kloro y Petrolo, alejando las latas de gas de la multitud, devolviéndolas a la policía. Llegamos al punto de la comisión de heridos que esta vez, no sé cómo, tienen una ambulancia y uniformes de la Cruz Roja; casi no los reconozco. Dejamos a Ŝtonoleo a su cargo y les pregunto, ¿Saben algo de los Genaros? Pues hacía rato no los veía. Nada sabemos; sólo que ninguno está herido. Me responden. Esa es siempre una buena noticia.
Grito. ¡Todos!. Y los camaradas de la comisión me rodean, les digo: Vamos a volver, Óleo es el lanzador junto conmigo, Benzino, cubres a Óleo, Fen sigues prendiendo, y el resto a lo suyo. Esa era la idea. Sin embargo, al volver a la valla, la policía, con escudos y cascos ya había expulsado hasta el último de los civiles. La brecha había sido perdida…
Ahora teníamos que ubicar a los Genaros y agruparnos en torno a su zona de maniobras. Toda la brigada lo sabía. No hizo falta decir palabra. Todos nos dirigimos hacia allá. Noto que están alicaídos y quién no. Después de esfuerzos logramos cruzar la valla policiaca y casi sin dar batalla la perdimos. ¡Ánimo, kabrones; ya lo hicimos una vez, podemos hacerlo otra!; gritó Oleo, y casi al instante otros gritos se oyeron: ¡Ellos no son nuestros dueños! ¡Ni Dios, ni Amo!; yo pienso para mis adentros mi propia consigna, en mi versión personal: a cesar lo que es del César y adiós lo que es de Dios. Entre estos gritos de arrojo —cual haka maorí— como si recuperar el ánimo y la vitalidad afectara directamente a lo real, se aparece un camión de volteo con G0 al volante y el resto de su comisión empujándolo junto con un nutrido grupo de borregos. ¡A empujarlo! Grita Nafto. Todos corremos al camión. Yo me subo colgado a la ventana del chofer y pregunto a G0 ¿Y esto? Y él: ¿esto? Es un ariete, y me señala el frente: el camión, apagado y motorizado con piernas y brazos humanos, se dirige, directamente a las vallas policiacas, justo donde hacen esquina. A empujar, pues.
Ya cerca del objetivo todo el camión se vacía y desde atrás le damos el último empujón. Lo dejamos ir y, antes de hacer contacto con la valla —metal contra metal— G0 comienza a gritar: ¡Es un ariete!, y señalando el camión: Hay que echarlo para atrás y para adelante hasta que la valla caiga.
¿Cómo chingados los Genaros consiguieron un camión? ¿Cómo carajos lograron hacerlo andar? Son cosas que acostumbran hacer nadiesabecómo. Y su plan funciona. Pues del primer contacto entre el camión y la valla se cae, de esta última, una sección. Luego corremos al camión, lo echamos unos metros lejos de la valla y lo empujamos de vuelta hacia ella. Era un ariete, como G0 dijo. Un ariete de volteo. La valla, obviamente, va cediendo; la policía lo sabe. Antes de acercarse al camión nos lanzan gas, granadas aturdidoras y chorros de agua a presión. Sí, como las tanquetas que sólo veíamos por tv en el Cono Sur. Por fin en México.
¡Nos atacaron con una fuerza! Los primeros en huir, como siempre, son los borregos, luego Benzino me dice: Debemos replegarnos; estamos solos. Tenía razón. En ese mismo instante G0 me pregunta ¿Por qué nos sacas a tu brigada de aquí? Nosotros nos encargamos de la retaguardia; nos vemos en el punto de reunión.

El resto de las acciones en San Lázaro consistieron en la disolución de la manifestación. La policía disolvía, los manifestantes, se disolvían.
Las brigadas fracasamos, no pudimos abrir brecha y mantenerla lo suficiente como para que la manifestación pasara las vallas metálicas de la policía y se acercara al Congreso donde EPN finalmente rindió protesta como Presidente Constitucional de los E. U. M.; sólo la brigada médica había hecho su trabajo, atendiendo a quien lo necesitaba. La siguiente parte del plan consistía en ir al Zócalo, pues en Palacio Nacional EPN haría acto de presencia.
…y eso hicimos, caminamos hacia el Centro de la Ciudad por la Avenida Reforma.
Durante la caminata nos enteramos que había dos heridos de gravedad como resultado de los enfrentamientos en San Lázaro, todo esto mientras yo repasaba los recuerdos, aún frescos, de la noche con Soph, intercalados con una parte del artículo 87 constitucional como si fuera el soundtrack:

“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande”

En ese momento ignoraba que lo que recitó EPN fue:

“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande”



@aleljndr
@MomentoSonoro

[1] Al interno del Bloque nadie les dice cursos, se les nombra experiencias.
[2] Eduardo Chillida Juantegui (1924-2002).

7 comentarios:

  1. Lo que que uno piensa cuando estas actuando!!! Me gustó muy descriptivo y transportador.

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  2. Esta bien coqueto mijo deberias hacer la segunda parte

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  3. Donde esta el quiero con el autor?

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  4. El empeño de escribir es muy valioso, es un buen indicio para comenzar a inspirarse por alguien…Sinceramente es una payasada lo que has escrito, y una mezcolanza, una pésima redacción, pareciera que te gustara Sofía y después mezclas con anarquismo, y ese relato de niños, me aparece Alicia en el país de las maravillas, en conclusión no se cual fue la intención del relato, que además es muy aburrido…En fin es tu realidad literaria…Saludos

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  5. Que Alicia en el país de las maravillas rifa a mi me gusta pero pos es un pedo de percepción

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