Viernes por la noche me encontraba en mi habitación, una taza
de café, suelo tapizado de colillas de cigarro y un
agujero negro en mi interior que se tragaba hasta el más pequeño sentimiento
positivo que pudiera tener creo que unos lo llaman soledad. En fin, este ha
sido mi escenario durante los últimos siete días. Aunque claro también he
interactuado con gente… bueno, recibí y conteste muy a mí pesar varias felicitaciones
de fin de año y navidad ¡eso cuenta! tengo tres nuevos followers.
A diferencia de todo mi círculo a mí
no me invadió este espíritu decembrino, más bien me invade un enorme deseo de
no dejar mi cama ni mis cobijas anteponiendo siempre el frio como pretexto para
no verme tan sociópata. Si ya sé lo que están pensando… Pero a diferencia de
otros a mí lo que me tenía así no era el tema de la justicia social, tampoco la
gran ola de mercadotecnia y capitalismo en su máximo esplendor que invade todo
en estas fechas más particularmente que en otras. Lo que me tenía así era su
ausencia ¿La de quién? No es fácil responder eso, era tantas cosas… Digamos
solamente que la de aquel ser que pese a quemar todo lo que toca antes de eso
lo ilumina como solo el sol puede hacerlo.
Tenía casi una semana que no me miraba
en sus hermosos ojos cafés en los que puedes perderte por días, mucho menos
había respirado el aroma de su piel o sentido esas manos que provocan lo
indecible; en resumen hacia una semana que me había enviado al olvido como si
fuese un pañuelo usado y como se deja lo insignificante, sin explicación y por
teléfono. El ataque fue rápido 3 minutos, una llamada por cobrar fue el medio
después de días en los que ignoro mis llamadas. Se había ido así como sombra
silenciosa sin dejar rastro alguno o forma de localizarle.
El día de hoy tras llamarle una vez
más sin obtener más que ese tonito molesto que ya me sabía de memoria “mensaje
de voz en texto… deje un mensaje después del tono” si lo sé es patético ¿verdad?,
el punto es que después de ello me decidí a salir dispuesta a olvidarlo todo
como cualquier persona normal lo hace sexo drogas y alcohol en el orden que se
presenten.
Como no sabía cuál de todas se
presentaría primero comencé por darme un baño de burbujas seguido de una sesión
de depilación total y un regaderazo para concluir, al salir de la ducha tome lo
primero que encontré y comencé a vestirme, ropa interior de encajes con
transparencias, liguero y medias negras, y un vestido gris solamente un poco
arriba de la rodilla y no tan entallado para pasar desapercibida, una vez terminando
de vestirme lo difícil fue tomar la decisión ¿bar, cantina, antro, pulquería?
Opte por el bar, un bar es el lugar perfecto para ir cuando quieres sentirte
completamente solo pero rodeado de gente y diferencia de la cantina esa gente
no es vieja, el antro no encajaba con mi ligera misantropía y mucho menos
tomando en cuenta que era la primera vez que me atrevía a poner un pie fuera de
casa en más de una semana y la pulquería
simplemente me traía malos recuerdos.
Una vez dentro del bar pedí una michelada
esto principalmente porque me dio un poco de pena empezar así de plano con una
caguama en la mesa, al poco tiempo un tipo comenzó a mirarme y después de
varios tragos se acercó a mi mesa ¿puedo sentarme? Me pregunto – Si claro - le dije, era guapo o al menos encajaba con
mis gustos y sus ojos miel me recordaban a aquellos en los que tantas veces me
perdí, comenzamos a platicar de varias cosas política, vacíos existenciales y
arte posmo hasta que finalmente me decidí a evitarle el trabajo de seguirme
engatusando y hablar claro:
-
Mira seré clara intento olvidarme de
ciertas cosas y tú buscas compañía un rato supongamos que creo todo lo que me
estás diciendo y que crees que soy una más de tus conquistas nos vamos a un
lugar privado tu y yo ¿cerramos el trato?
Se quedó frio como pasmado durante
unos segundos supongo que no estaba acostumbrado a tratar las cosas con tanta
honestidad tal vez algunas personas tienen razón cuando dicen que hay verdades
con las cuales no se puede vivir y es mejor no saberlas pero en este caso me
parecía una exageración su reacción, tome el último trago de mi cerveza y me
levante a pedir otra él se levantó y fue tras de mi pago la cuenta y dijo:
tenemos un trato. Me sonrió coqueteando y nos sentamos a terminarnos la
cerveza.
Continuara…
Anonimo
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