Responsive Advertisement

 Por:  IrisPep (Texto publicado originalmente en Regionesinferiores.blogspot.mx) Mariana, ese nombre siempre me gustó, tal ve...

Del amor farsante Del amor farsante

Del amor farsante

Del amor farsante




 Por:  IrisPep

(Texto publicado originalmente en Regionesinferiores.blogspot.mx)


Mariana, ese nombre siempre me gustó, tal vez fue por eso que decidí y más tarde procuré, desde que recuerdo, enamorarme de una persona que se llamase así. Recuerdo que busque mucho tiempo sin éxito alguno, pero al final la encontré.

Sé que no será mía para siempre, pero ella siempre será mi Mariana. Salí casi corriendo del trabajo hace unos instantes, es momento de ir a verla y ya he llegado al lugar de siempre.

-Hola amor. ¿Qué tal tu día?
-Bien gracias, un poco ajetreado pero nada extraño. ¿Y tú?
-Pues muchos pendientes en la oficina, junta al medio día, pero tu confirmación era lo único que esperaba. 

Ese mensaje o esa llamada que me pudiera decir “Sí, hay que vernos” y no sabes, llegó justo cuando ya creía que hoy no sería el día.

-Sabes lo complicado de nuestros trabajos, los horarios, las entradas, las salidas, los lugares, todo, todo está en desorden pero bueno, justo hoy pude darme tiempo de verte.
-Gracias Mariana, en verdad no sabes como te lo agradezco.
-Y bien dime: ¿qué quieres hacer hoy?
-¿Hoy? No sé, quisiera hacerte tantas cosas que…
-Pues anda, no te quedes ahí parado, ven acércate y  hagamos el amor como hace rato no lo hacemos.

Sí, quiero dormir entre tus piernas y despertar abrazado a tus caderas. Quiero comenzar por besarte suavemente la boca, deslizar mi lengua por tu cuello, sentir cómo se eriza cada centímetro de tu piel. Quiero que mis manos reconozcan todas las líneas de tu cuerpo, que poco a poco caiga la ropa en el piso y podamos entregarnos a nuestros más privados deseos y satisfacciones.

Quiero sentir tu piel, tu blanca piel que será la única cosa que lleve puesta al dormir, quiero que esta sea la última vez que pueda gozarte de tan deliciosa manera y que tú, al igual que yo, goces completamente de este momento.

-Sí amor, quiero que me hagas estremecer, que mis piernas sean el refugio de tus más profundos pensamientos, que ellas  lleven dentro todas tus ganas de mí, de esto, de nosotros.
Que no nos importe en dónde o con quién podamos estar mañana, hoy sólo quiero que permanezcas  ahí sólo para mí.

- Mariana ¿en qué momento llegamos a esto? ¿Cómo es que no puedo permanecer quieto, cómo es que  mis manos buscan llegar hasta  ese punto más noble tuyo, la parte más caliente de todo tu cuerpo, que con tan sólo mover un centímetro mis dedos tengo el control total sobre ti?

Si tan sólo no fueras como un delicioso bocado a degustar y puesto en la mesa para mí, si tan sólo mi cama no estuviera acostumbrada ti y tus locas manías a lo perverso de mis pensamientos, si tan sólo no estuviéramos tan solos tal vez nunca hubiésemos tenido la necesidad de encontrarnos aquí. 

-No sé y no me interesa. Ven ya que tengo tantas ganas de que tu sexo y el mío se junten, de sentir como te metes tan delicadamente en mi cuerpo, de que rasguñes mi espalda y muerdas mi pecho, de saciar tus deseos y que descargues tus ganas en mí; de que esa secreción, fruto del placer producido por el acoplamiento de nuestros sexos,  recorra mis piernas, mi boca o algún lugar de mi ya vulnerable cuerpo.
- Mariana quiero probar hasta el último lugar de ti, de tu organismo, hoy quiero estar más dentro de ti que otras veces. Quiero bajar hasta la mitad de tu ser y que mi lengua busque dentro ese liquido que esta noche será lo único que he de beber.

Quiero beberme ese líquido aún tibio que has de expulsar, quiero beberme tus ganas y un poco más.

-Ya la ropa no está, ven entonces que esta noche será lo que haga valer la pena todos los días de espera.
- Mariana no quiero que esta noche termine, quiero quedarme atado siempre a ti y a tus malditas mañas debajo de las sabanas, esas mañas por las que alguna vez peleamos, incluso quiero tus orgasmos, esos orgasmos que alguna vez fueron fingidos y otras quisiste fingir no tenerlos. Mariana por qué nunca aceptaste mi propuesta.

-No insistas otra vez, mejor continua ya.

Entonces hice todo lo que ella pidió; sus manos, su lengua, sus piernas todo en ella me lo pedía, deseaba que metiera mí  parte más necesitada de su ser. Una vez posicionado hice cada movimiento preciso para que iniciara el jadeo de Mariana  y mis impulsos sobre ella fueran los incentivos suficientes para terminar agotados y saciados esta noche.

-Eres lo mejor que pudo haberme pasado en el día muchacho.
-Mariana, mi Mariana, tú eres lo mejor que pudo haberme pasado en la vida. Tu cuerpo son los mejores trazos que mis manos pueden igualar a la hora de amar. Tu boca es el mejor estímulo que tuve para lograr tal excitación, incluso mayor a la del sexo convencional.

Y qué decir de tus piernas, esas que han de estar a disposición mía cada que el ritmo de vida que llevamos nos lo permitan.

Mariana aún no hay que vestirnos. Quiero ver lo sincero de tu cuerpo, lo puro y virgen de tu mirada, que a estas alturas es lo único que nos queda intacto, porque hasta tu nombre ha sido manipulado a mi antojo, a mis ganas y deseos, a mis satisfacciones y anhelos.

-Nunca he entendido por qué Mariana pero me gusta. 
-No hay que entender nada. Has de saber que tu deber no es el de analizarme sino el de complacerme. Para eso estás hoy aquí amor. Para ser llamada Mariana, para hacerme creer que me amas.
Estamos aquí para engañar un poco al alma y dibujarnos una relación inexistente, una relación en la que me llamas amor y yo Mariana.

-Es confuso sabes, pero creo que después de tanto me he acostumbrado.
-Te repito, esas son cosas por las que no tienes que preocuparte Mariana.
-¿Y entonces qué he de hacer?
-Con tanta pregunta arruinaste todo, olvídalo.
Toma tu dinero y lárgate, déjame solo, como siempre he de estar. Llévate tus cosas  y déjame tu nombre, Mariana.
-Idiota, pero has de marcar de nuevo.
-Y tú Mariana has de venir arrastrándote como siempre, no será la primera vez.
-Imbécil.
-Mujeres, siempre difíciles, siempre preguntando y pidiendo explicaciones de todo.

¿Qué es Mariana de mí? De mí nada, pero puedo decir que es una prostituta que conocí un día al salir de un bar. Lo bello de sus ojos me hipnotizó, supe que ella era mi Mariana, pagué sus servicios y la primera vez fue difícil convencerla de que  a partir de ese momento sería Mariana.

Al paso del tiempo le tome cariño y creo que ella a mí, dos veces al mes y luego una vez a la semana, verme con ella es muy interesante, pues cualquiera diría que en verdad somos pareja.

No me preocupa que hoy se haya ido molesta, pues no le pago para que pregunte, le pago para complacerme. Es como cuando  compras algo, un bien, un servicio o alguna otra cosa. Cuando pagas por algo te conviertes en dueño de ese algo, incluso del nombre.

Un par de días, eso es lo que le dura el berrinche a esa mujer, luego necesita dinero y yo, yo un lugar seguro donde descargar mis ansias y entonces de nuevo estaré con Mariana en mis brazos y ella con dinero en las manos.

@Irispep 



0 comentarios:

No le saque y opine.