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por Pep -           ¿Quién es? -           ¿Carlos? -           ¿Ana? -           Hola ¿te desperté? -           No pinche vieja...

Oh que la Ca..rlos Oh que la Ca..rlos

Oh que la Ca..rlos

Oh que la Ca..rlos



por Pep
-          ¿Quién es?
-          ¿Carlos?
-          ¿Ana?
-          Hola ¿te desperté?
-          No pinche vieja, estaba esperando que tocaras a mi puerta a las 2:00 de la mañana, no sabes.
-          ¿Neto? No ma, como sabías que te iba a buscar…
-          No mames, ¿ahora qué traes encima?
-          Ah, pues ábreme y ve tu mismo.
-          No voy a abrirte... la puerta.
-          Jajajaja… pendejo, bien que quieres.
-          La puerta dije, porque sé qué estás pensando.
-          Chale, te dejo de ver un tiempo y valen madre cinco años de nuestro amor.
-          ¿Amor? No mames, ¿cuál amor? Eso no fue amor.
-          Oh chinga, amor o no amor, empiernados la pasamos mejor… pero bueno, no venía a eso, venía a decirte que...
-          Que no, entiende, vete por favor…
-          Neto, abre guey, es algo que no te voy a gritar para que todos tus vecinos se enteren.
-          Como si eso te importara.
Ahora resulta que a la señorita le da pena que los vecinos la escuchen, si a la hora de tenerte arriba de mi, nadie te podía callar mi reina…
-          Ves, uno que no quiere y tú que sacas y sacas el tema, y la verdad sí, pinche Carlos, es que pareces bien santito y que no haces nada cabrón, pero cuando se te mete el diablo y te salen las ganas…
-          Oh que la… ya cállate y vete por favor, mañana tengo que trabajar y en verdad no quiero nada  que tenga que ver contigo.
-          Oh, que te esperes carajo. Ya, en serio, abre la puerta y deja que te explique…
-          Que no mujer. Entiende caray, ya no quiero verte, ya no quiero saber nada de ti.
Sí, la pasamos muy chido, pero tu pinche manera de vivir no me conviene…
-          No, si a ti lo único que te conviene es que abra las piernas pa’cuando tienes ganas ¿no?
 Ah, para eso si hasta el señor me va a buscar solito, con la cola entre las patas, pero neto, es algo serio.
Abre por favor Carlos, ándale.
-          No Ana, no quiero ser grosero, es simple, vete ya, dejemos las cosas así.
-          Mira, sólo abre unos minutos, no te quitaré más tiempo.
-          Voy a abrir, pero sólo dirás lo que tengas que decir y te vas. ¿Estamos?
-          ¿Tengo de otra?
-          Pinche maña la tuya de responder con otra pregunta.
-          ¿Vas a abrir o no?
-          Listo, ¿qué es eso que tienes que decir?
-          Mira, no sé cómo empezar, me gustaría que te calmaras, que tomaras agua quizá, o no sé.
Digo, no es algo tan fácil…
-          Ves, ves por qué no quería dejarte pasar, le estas dando vueltas al asunto y nada que hablas.
-          Pues es que no es fácil, o sea ¿crees que sólo por tenerte entre las piernas otra vez haría un circo como éste?
 No mames Carlos, ya estamos grandecitos, si te me antojas, y ganas siempre nos tenemos pero no vendría a las 2:00 de la mañana sólo para…
-          Otra vez, mira si eso quieres órale ya…
-          ¿Ya qué?
-          Pues vas…
-          Oh pinche Carlos aguanta.
-          Aguanta mis…
-          Ay Carlos… ahí Carlos… Carlos…
-           …   …  …
-          Ay Ana, se me había olvidado lo rico que te mueves.
-          Nunca entendí si ese tipo de comentarios eran como cumplidos, pero de ser así, gracias, supongo.
-          Ves pinche vieja, siempre haces lo mismo.
-          Mira si ya te vas a poner así, mejor ahí que quede, uno acá en buen plan y tú nada más coges y te vas…
-          No mi amor, te vas tú, porque te recuerdo que es mi casa; casa a la que llegaste solita, y solita te vas.
-          Está bien, está bien. Si eso quieres… pues a la chingada nos vamos.
Sólo no me digas que no intente hacer algo.
-          Mujeres, por todo hacen un pancho:
Que si porque te las coges sin amor, que si porque las quieres mucho, que porque “lástima o lastima”, que no las pelas, que mucha atención, que algo quieres…
-          Pues ya párale a tu fiesta ¿no? Chinga, uno acá echándote flores de cómo lo haces y tú poniéndote tus moños.
-          A ver ya. ¿Te vas a quedar a dormir o te vas? Lo que sea pero ya no quiero escuchar más madres.  
-          Nel, ya me voy y hazle como quieras.
-          Va. Cierras bien, eh.
-          Chinga tu madre Carlos… y yo de pendeja queriéndote hacer un favor…
-          Qué bueno que ya se fue.
Pinche loquita, siempre aplica la misma, pero pues cómo decirle que no, una nalga es una nalga… y qué par de nalgas las de Ana.
-          Chale con ese guey. O sea Carlos cree que nada más lo busco para meterme en su cama, pero en verdad que esta vez si quería decirle algo…
¡Pendeja! Entre el sexo, mis manos, su boca, los cuerpos y los fluidos se me fue el avión.
No pude decirle que llamó su tía de Oaxaca, para avisar que su mamá estaba en el hospital y que lo necesitaban allá.
Ni pedo, él se lo perdió, yo me lo ahorro, y me voy a dormir, bien descansada y atendida.

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