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El Rey Lear remasterizado y alzheimerizado, con frases neoshakespereanas incluidas, posmo de aderezo, —posmodernidad y posdramaturg...

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El Rey Lear remasterizado y alzheimerizado, con frases neoshakespereanas incluidas, posmo de aderezo, —posmodernidad y posdramaturgia: demasiado especiado para mi materia gris que no termina de recuperarse del rompimiento con Netflix— y un fuerte sabor a girodetuercaalfinalquetecambiatodalahistoria. ¡Puta con la cena pesada! Namás de pensarlo me da miedo eructar. ‘Ora que pa’cenas baratas, ésta, los tragaderos de La Casa de Toño y La Pagoda.
Fíjense la mamada; la obra es de un tal Chabaud que dice que es obra original y es detonada por Lear de W. Shakespeare. ‘¿Ora resulta que ya no es pirateadade, ni inspiradaen, ahora es detonada… ¡PAREN EL MAME! ¡Que me voy a venir! Y como yo soy todo un caballero —me paro para que ellas se sienten— pues siempre aviso. ¡Ja!
En fin… La dirección es de un tal Richard Viqueira, que, la neta, lo poco que le sé me late, escribió una obra que se llama El Evangelio según Clark Kent; nunca pude verla en escena, pero PASODEGATO la editó en sus Cuadernos de Dramaturgia Mexicana, es el #32; ya sé que leer teatro nunca es lo mismo que ver teatro. Pero eso no me significa a mí, que primero leyó Shakespeare y años después se enteró que era teatro. Sí: así de pendejo… (¡Oigan qué pinche raro se siente escribir de uno en tercera persona!)
Ahora: tampoco hay que hacer mucho drama por el drama: drama cuando falta y drama cuando sobra; drama cuando es malo y también cuando es excelente. En el peor de los casos la obra de teatro mala me deja frases que, eventualmente, robaré o haré mías, ya olvidé la diferencia: “la piel es un corsé”, “¡Oh dioses! ¿Por qué por más que quiero olvidar no puedo?” y “se puede llegar a viejo sin lograr ser sabio”, ¿quién lo diría?
Experto en teatro no soy, pero la neta me dan asquito las “puestas/intervenciones” del tipo necesitoatención. Muy su cerebro y sus almas si se meten lo que se metan, pero a mí esas mamadas, na’más niguas; las otras mamadas, las de las chidas, las que gusten y manden. De las quedas, ya sabes. A una o dos manos; a una o dos bocas. Pero para vocas las del Poli… Alguna ventaja tendrá usar dentadura postiza.
Es que me he visto de espectador en cada cosa, que sólo me hace pensar en decirle al “creador” —al pendejo que la escribió, no al otro pendejo (El Creador del Universo)—: “¡Oye, cabrón, no mames!; mejor me hubieras pasado el texto, te la leo y ya. Así nos hubiéramos ahorrado la penuria de yo venirte a ver y tú de presentarla. ¡Pos oye!, ¡Dónde quedan los Derechos Humanos!” La neta… y pensándolo de paso[1]: se me hace que lo mismo le diría al otro El Creador, ¡me cae!
Ahora: tampoco es para tanto: desdramatízame el drama.
Y a pesar de los pesares, la recomiendo, harto. Fans from hell de Shakespeare (¿Shakespeareliebers?), evítenla, pues les hará morir. Fans del teatro, procúrenla, algo le aprenderán. Fans de la literatura, pruébenla, hasta ritmo tiene si le son pacientes. No-fans del teatro, inténtenla, total, namás son 30 varos (sólo los jueves).
Y ya para dejarles en paz, una última recomendación: reléanse El Rey Lear, pa’que se rían  a tempo del chiste referencial, del autoreferencial y  (sí, cómo no, le manejan también) el metareferencial.
  










@aleljndr



[1] Cómo si escribiera de otro modo.

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