Las
memorias son siempre prostitución.
J. A.
El título del libro es un
madrazo publicitario:
Julian Assange
Autobiografía no
autorizada
“¡Qué mamada!” fue lo
primero que pensé, y si, hay una mamada en el fondo, porque en el fondo todo es
una mamada: Assange firma contrato con una casa editorial para publicar un
libro mitad memorias mitad manifiesto, eligió un escritor para la chamba y
comenzó a trabajar con él. Después de algunos meses recibió un borrador y tras
su lectura declaró: Las memorias son siempre prostitución. Luego quiso cancelar
el contrato pero el anticipo recibido ya lo había usado para su defensa —en ese
momento se hallaba en arresto domiciliario en G. B.—. El borrador terminó
siendo libro: autobiografía no autorizada.
Yo sigo sospechando. Me
huele muy cabrón a publicista: esta explicación del contrato, el trabajo de
Assange y su posterior arrepentimiento, me parece un montaje. No tengo modo de
demostrarlo, pero soy libre de sospechar… todavía. Además el título me recuerda
a otras autobiografías: esa de título Confieso
que he vivido o la de Un recuerdo a
nadie se le niega.
El libro habla de su
niñez, de su juventud, cuando aprende programación, y sobre su trabajo que
culmina en la creación de Wikileaks. No me pareció aburrido, no es la gran obra
de la literatura universal, pero es un buen trabajo de periodismo, es como una
columnota de periódico. Tampoco me parece lectura blanda, pues hay ideas
centrales, pilares de nuestros tiempos, que son tocadas, unas, y derribadas,
otras. Sí logra ser mitad memorias mitad manifiesto, pero el manifiesto está
muy desordenado.
La propiedad digital: el ejemplo del reloj.
Aunque Assange dice que la
filosofía de Wikileaks consistió, desde el principio, en atacar a los hijos de puta,
en realidad no es tan simple, pues tanto él, como sus acciones, que culminan en
la creación de Wikileaks, parten de
ciertos principios sólidos.
¡Shhhhh!
Assange advierte que el
secreto es sólo privilegio de los poderosos, y ¿de qué se sirven los poderosos
para realizar sus agendas? El poder controla la tecnología para que sólo sirva
a sus propios principios.
Una cucharada de su propia
medicina.
Tal vez en cualquier otro momento
de la historia la herramienta del poderoso hubiera sido satanizada por los
desposeídos, pero, lo que propone Assange —y, de hecho, logra— es que la
tecnología informática puede ser un arma muy importante en la lucha del cambio
social. Usar las mismas herramientas con las que nos intentan controlar para
terminar con su ejercicio de poder; usar las tecnologías para compartir
información y ejercer la libertad —donde ésta es pura— y decirle al poderoso:
ya no controlas lo que pienso de ti. Y aquí cobra sentido la idea de Assange:
Hackear es una tarea intrínsecamente anarquista.
La información no se roba.
O lo que es lo mismo, la
información digital, al no tener un referente físico, no puede ser propiedad,
pues dicho concepto tiene un sentido físico; y sin el concepto de propiedad, no existe el concepto de dueño ni el de robo. Si Assange mira tu reloj, el cual es propiedad tuyo, para ver
la hora, ¿te está robando algo? Él sólo quiere ver la hora, y la ve, entonces
¿te está quitando algo?
Si yo copio datos, estoy
duplicando la información; yo me llevo una copia y al que le copié datos se
queda con otra. Si yo robo un reloj, no estoy duplicando nada, sólo estoy
cambiando de dueño un artículo. Es tan simple que parece tramposo. Cuando se filtra
información que termina publicada en Wikileaks, no hay robo de nada, pues no se
llevan los datos, simplemente, los copian; muy parecido a cuando miras el reloj
de otro para saber la hora sin que ese otro se entere.
El argumento del reloj
sirve también para justificar la piratería y hace tambalear las ideas sobre
derechos de autor y copyright en la que están basadas leyes de propiedad
intelectual.
¿Qué hay en el manifiesto de Assange?
·
Un poco
de Proudhon: la propiedad es un robo2;
·
el
ejemplo del reloj es casi calca del de la vela de Thomas Jefferson: «Quien
recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía; igual que quien
enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras. [...] Las
invenciones no pueden, por naturaleza, ser objeto de propiedad».1
·
Y mucho de
ciberpunk y criptoanarquia que, en pocas palabras, es el anarquismo llevado al
mundo digital.
En este contexto cobra
sentido una consigna poco original pero muy bien adaptada a nuestros tiempos: La realidad es un aspecto de la propiedad. Hay que
expropiarla.
Algunas frases que me latieron
del libro (no son de Assange, son del que le escribió la obra):
Compartir los pensamientos de otros: una forma dulce del olvido de uno
mismo.
La innovación suele basarse en la confianza en uno mismo.
La literatura puede proporcionarte una visión del mundo que lo
convierte en un lugar más comprensible.
@aleljndr
@MomentoSonoro
El de la próx. semana:
1 Carta a Isaac McPherson, 13 de agosto de 1813.
2 En “¿Qué es la propiedad?”, una
de sus primeras obras.
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