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Un día ni largo ni corto. Ni cansado. Normal. Es hora de ir a dormir pero quiero platicar un poco. De nada en especial, sólo platicar. Quizá...

¿Amo a mi almohada? ¿Amo a mi almohada?

¿Amo a mi almohada?

¿Amo a mi almohada?

Un día ni largo ni corto. Ni cansado. Normal. Es hora de ir a dormir pero quiero platicar un poco. De nada en especial, sólo platicar. Quizá me comience la andropausia; pues cualquier otro tipo de 27 años añoraría, tras un día cualquiera, tener alguien para fornicar por la noche.

Copular antes que platicar.

Platicar antes que escribir.

¡Ja! Tal vez no sea andropausia: sólo es que hoy no quiero sexo, básicamente porque hoy no lo puedo tener, pues si lo quisiera: masturbación y ya… aunque es un paliativo, lo sé. ¡La masturbación no es un crimen! Problema solucionado, por lo menos solución temporal; pero, piénsalo un momento, toda solución es temporal…

El problema es que quiero platicar y para platicar se necesita otra persona. Para fornicar también se necesita otra persona, mientras que la masturbación na’más necesita imaginación.

¿Y yo? Aquí: escribiendo. Debo confesar que no conozco a nadie que consiga sexo escribiendo.
[1]

Aunque ahora que lo pienso la siguiente relación (proporcional) podría tener sentido: sexo es a masturbación como platicar es a escribir.

Según esto, la masturbación emularía al sexo y la escritura, el escribir a la plática.
[2]

Ahora que, para escribir también se necesita imaginación. Y, parecerá increíble, pero escribir y platicar son un poco mejor que copular en varios sentidos (no en todos, obviamente), ya que no es necesario esperar a que termines (o termine) para comenzar a fumar; además ni platicando ni escribiendo hay riesgo de contagio de enfermedades, por lo menos no de enfermedades somáticas[3]; ni platicando ni escribiendo se corre el riesgo de embarazo. Toda vez que la causa de los escritos es la escritura al igual que la de los bebés es la cópula.


Creo que Platón dijo que los libros son los hijos del alma.


Claro que el embarazo necesita de dos vías y además que estas vías tengan un cruce en común: quién quiere embarazarse y quién embaraza.

Mientras que para escribir na’más se necesita imaginación, papel y tinta o lápiz, y para masturbarse imaginación y papel…el lápiz ya es para ciertas parafílias. Platicar sí necesita de alguien más, igual que el sexo. La masturbación y la escritura son actos solitarios e íntimos; se pueden hacer con alguien más, pero ese alguien no es necesario. Además que, masturbarse en compañía puede terminar en sexo al igual que escribir en compañía puede terminar en plática.

Por lo que, no puedo dejar de notar, que platicar es un riesgo, pus es el primer paso para el sexo.

Ya que la cultura ha civilizado (de civilización, no de civil) o sublimado todo, no se puede llegar a copular con alguien así, sin más: la plática es el primer paso hacia la cópula hasta en el acto más sencillo que para conseguir sexo se conoce: para tener contacto venéreo
[4] con una prostituta primero es el contacto verbal que se da para pactar el negocio.[5]

Entonces, pa’copular primero hay que platicar. Claro que puedes platicar sin buscar sexo. Lo que digo es que pa’platicar y fornicar se requiere de alguien.

Y, sin embargo, platicar, fornicar, masturbarse y escribir tienen algo en común: en todas, al final del día te que das tú solo; al final del día tu única compañía segura, que no necesita ni de flores ni dinero, ni imaginación y papel, es la almohada.

Tú y tu almohada. La puedes babear, ponerla siempre arriba o siempre abajo y nunca se quejará. Hasta puedes usarla de paño de lágrimas, de consejera y siempre estará ahí, todo el día, esperándote.

¡Caray! Ahora sí que ya no quiero ni sexo, ni escribir, sólo dormir.
Me voy a dormir; pero, eso sí, antes de quedar inconsciente, antes de comenzar a dormir y soñar voy a estar un rato, un ratito, con mi almohada. Solos: ella y yo.


[1] Quizá el que escribe consiga dinero y/o fama de su escribir y luego el dinero (y/o fama) le consiga sexo; pero que escribir consiga sexo, directamente, lo dudo.


[2] De esto se desprende que leer sería como ver porno.


[3] Además que, a menos que seas Pigmalión, por más chingón que te quede tu escrito, nunca cobrará vida por más que te enamores de él.


[4] Comercio sexual, no confundir con enfermedades venéreas, porque venéreo tiene etimología en ‘relativo a Venus’, la diosa del amor.


[5]
Un gran amigo sostiene que las putas son las mujeres más sinceras que puedan verse sobre la tierra; ya que: a) desde el inicio te dejan en claro que lo que quieren es el dinero. b) como sólo quieren el dinero harán lo que sea por obtenerlo, por lo que desde el inicio, por lo menos implícitamente, está dicho que van a fingir, a engañarte, que actuarán para que creas algo que no es: no hay engaños. c) desde el inicio te dejan en claro cuánto te costará acostarte con ellas (nada de cine, flores, restaurantes, teatro y… ya veremos) y aclaran si ese precio incluye hotel y/o condones. d) desde el inicio te preguntan cómo te gusta, nada de andar adivinando al paso.

Por Jano

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