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§ Por un punto exterior a una recta, se puede trazar una única paralela. Euclides [1] Y así, tirado en un charco de despecho,  supe que ...

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Por un punto exterior a una recta, se puede trazar una única paralela.
Euclides[1]
Y así, tirado en un charco de despecho,
 supe que había tocado el fondo del ridículo y la indignidad…
Pero no, güey, no te creas, siempre hay un más pabajo,
 un subinfrafondo, todo es cosa de buscarle…
A. Vega-Gil



La goma elástica[2], también llamada de hule o caucho, es un aislante perfecto del agua y la electricidad, pero tiene poca resistencia al calor y por lo tanto al fuego. Cuando se hace en forma esférica se le llama pelota.  En Mesoamérica se inventaron las pelotas que rebotan, que eran hechas de caucho y latex.
Las pelotas botan y rebotan en todas partes; en los sólidos lo hacen mejor. Por lo que es esencial a la pelota el movimiento. Por un lado está la pelota brincante.

Por otro lado está el sótano; palabra que, al parecer, se deriva, en último término, de subtus, que significa debajo, y es un recinto ubicado debajo de la tierra, como un subterráneo, pero con la diferencia de que el sótano es parte de una casa. Sótano es una pieza, a veces abovedada, que se encuentra entre los cimientos del edificio, por lo tanto suele ser la habitación más baja. Tiene temperatura estable, poca luz solar y es muy húmedo. Se ha usado para guardar algunos alimentos y vino, aunque también se usan para cosas inservibles y viejos utensilios.

El sótano y la pelota de goma pueden ser, cada uno, una línea.
¿Se juntarán? ¿Serán líneas paralelas?
No sé si son paralelas, pero sé que se juntaron y se juntan.

Alguna vez, la pelota cayó al sótano. 

Y ¿cómo llegó ahí la pelota?
Pues rebotando.
¿Por accidente?
No lo sé.
¿La pelota llegó ahí por voluntad? ¿Las pelotas tienen voluntad?
No lo sé.
¿La pelota se lo merece?
No sé. Lo que sé es que la pelota llegó rebotando al sótano.
¿Saldrá la pelota algún día?
No. Dice la física. No saldrá, pues, según la segunda ley de la termodinámica, la fuerza que hace rebotar a la pelota,  será menor con cada bote, así, desde que entró al sótano, nunca más estará de nuevo a esa altura, a la altura del techo del sótano, que es, a la vez, el suelo del resto de la casa.
Cada vez llegará a menor altura hasta que, en algún momento, deje de botar  y comience a rodar hasta que deje de moverse y así reposará en el suelo del sótano, que sería como el suelo del suelo del la casa. El suelo debajo del suelo. Ahí, recargada, yaciente sin botar y sin rodar siquiera.  
La pelota de goma elástica que por momentos gozó en considerables alturas hoy se atraca en la parte más baja a la que quizá pueda llegar. Pero, ¿será la más baja?
Claro que no.
El sótano, que es la parte más íntima de la casa, esa la que no todos conocen o no todos deben conocer como la cocina o el baño, esa habitación, como no es muy popular, quizá tampoco requiera el mismo cuidado del resto de la casa, por lo que el piso, el suelo del sótano, seguramente no será plano, quizá tenga un ligero desnivel.
Así, la pelota botará hasta rodar y luego de un aparente movimiento cero, poco a poco se moverá de nuevo, pero ya no botando, sino sólo rodando; rodará de nuevo pero sólo para llegar a dónde el desnivel la lleve, esto es, a la parte más baja del sótano, a la parte más baja de la parte más baja de lo que está debajo que es lo más bajo del suelo del suelo, lo más bajo de lo más bajo de lo bajo: el rincón del sótano.

Epílogo:

La pelota inmóvil, inerte en el frío, oscuro, húmedo, último, solitario y más olvidado rincón del sótano.
En un lugar frío, húmedo y sin luz y sin moverse seguro le crecerán hongos. Los hongos que prefieren las rocas y los troncos, cosas fijas, esos hongos harán una excepción esta vez, no pueden dejar de aprovechar la oportunidad de invadir algo que fue hecho para el movimiento; invadirán. Hongos en una pelota de goma elástica, es como una fractura de pierna en una bailarina, como la sordera de Beethoven,
como la locura de Nietzsche.  O como a aquél gran artista (arquitecto, inventor, pintor, escultor, entre algunos) que debido a un accidente de salud perdió la habilidad de la mano con la que pintaba.
¿Soy yo o la pelota con hongos, más que un desperdicio o simple mala suerte es una mordaz infausta tragedia sádica, aciaga, funesta, morbosa, catastrófica, e infame?


[1] Reformulación del quinto postulado de “Los Elementos” de Euclides, matemático griego.
[2] Pues también hay goma de mascar y goma de borrar.

1 comentario:

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