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  Ñoño, siempre lo fui. Mi interés por los multiversos o los universos paralelos comenzó en la ciencia ficción. Siempre me intrig...

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Ñoño, siempre lo fui. Mi interés por los multiversos o los universos paralelos comenzó en la ciencia ficción. Siempre me intrigó sobre qué fundamentos podían sostenerse tales ideas. Éste es el resultado:

Notas sobre la posibilidad y fundamento de la Multiversidad como suceso actual.

Todo discurso tiene una racionalidad interna; claro: ningún discurso explica Todo, pero un discurso sincero, además de aceptar que hay cosas que no explica, explica por qué no explica lo que no explica. De otro tipo es el discurso que nos hace creer que explica Todo, y así, intenta ocultarnos aquello que no explica; entonces, nos engaña.
Las ideologías se basan en éste último tipo de discursos. Éstos discursos son exitosos, los sinceros no. Los malos discursos son engañadores, los otros no.
Los sinceros pueden ser prescindibles, pero rara vez serán Presidentes, pues aceptan sus errores y los enseñan en público. Los engañadores, además de ser presidenciables, serán casi siempre Presidentes, pues, por medio del engaño, aparentan Perfección. Pero todo ser humano sabe que la Perfección no es de humanos, por lo que toda “Perfección  humana” será parcial, es decir, no será perfecta en todos los aspectos, esto es, será falsa.
Casi siempre los engañadores son Presidentes. En Chile, Salvador Allende, tenía un Discurso sincero que, afortunadamente, no falleció con él ese fatídico 11 de septiembre; que no el 2º 11 de septiembre gringo. Allende fue presidente y cuando los sinceros son Presidentes tienen que cumplir con el destino de todo Discurso sincero: ser asesinado por los engañadores.
Los que son movidos por sueños y por ellos luchan, por ellos mueren. Los que se mueven por ideales por ellos luchan y viven por siempre, a pesar de que también mueran. Los soñadores y los idealistas son, ambos egoístas. Los 1os desean todo lo que ven para sí: egoísmo centrífugo; los 2os desean para todos lo que ellos han logrado y lo que quieren lograr, aquí, creo yo, radica la inmortalidad.
La política no tiene en exclusiva la patente del Discurso; éste abarca campos como el ético; el epistemológico en general y el científico en particular; el antropológico; el político en general y por supuesto, el bélico en particular; el literario —cada obra literaria es un Discurso— en particular y el Arte, en general, es Discurso; y también el Periodismo. En fin, hoy creo que cada práctica y cada disciplina tienen su Discurso.
El Mundo no es dominado por el Discurso, antes sería al revés. El Discurso no unidimensionaliza al Mundo, antes, gracias al Mundo, el Discurso posee por eso amplísimas variedades de discursos: así, el Discurso del Arte no necesita ser el mismo que el de la Política, ni siquiera parecérsele; es más se le pueden contradecir, anular entre ambos o, simplemente, no compartir lugar común alguno en apariencia.
Debido a esto diré que “El Discurso” es en abstracto, lo real son Los Discursos.
Si TODOS Los Discursos son TODO lo que es el Mundo, y viceversa, no lo sé. Si creemos que sólo “podemos ver” el Mundo a través del Discurso (los Discursos), entonces sólo hay Mundo en tanto Discurso.
Entonces, haciendo una comparación con los Antiguos nos resulta esta tabla de equivalencias



HOY
ANTES


Mundo

Discurso


kosmos

logos

k

λ



Pues el kosmos es kosmos en tanto “ordenado” por el logos; y el Mundo sólo sería Mundo en tanto discurso, en tanto se halle(n) condición(es) de posibilidad:
·         del Discurso,
·         de los Discursos,
·         para que los Discursos sean.
[Éstas tres opciones refieren al mismo objeto, pero de distintos modos; 3 significantes con un sólo mismo significado]
Entonces k está en relación a λ, no de este modo:








ni de este:






sino de éste:







donde Ω = k + λ
ó
 Ω = k U λ


El problema aquí es que k cubre todo λ y viceversa, juntos hacen Ω, pero Ω no cubre todo υ.
Tal vez el diagrama de Venn me ha atrapado —no sería el primero—. Es decir, el modo de explicar al objeto, obliga al objeto a adecuársele, en lugar de que el modo de explicar se le adecúe a aquél. Puede ser —si de algo sirve—, soy consciente de eso.

Hipótesis Ad-Hoc.
Esa es una explicación. Aquí hay otra: Vimos como es posible hablar de Discursos en vez de El Discurso. Del mismo modo, por una razón que aún no veo, podría haber no sólo El Mundo, sino Los Mundos. Así nosotros (los Seres Humanos) podríamos conocer, por medio de los Discursos, un solo mundo en exclusiva o sólo un modo del Mundo, de los Mundos, o un solo Mundo de entre los Mundos. Es decir, los discursos nos harían accesible sólo un Mundo.
Se nos estarían escapando Otros Mundos, porque de éste modo Otros Mundos, fuera de los Discursos, son Posibles.
Creo que dedicarse en serio a esto, a la Teoría de los Mundos, no puede llegar a buen puerto, no puede terminar en algo serio. Porque si sólo “podemos ver” el Mundo a través de los Discursos y existen Mundos en donde no son posibles los Discursos, estos otros Mundos no discursivos, nos están negados. Así, no podríamos hablar de algo de lo que no tenemos noción, de lo que no tenemos experiencia, de algo que se nos escapa. La condición de posibilidad de los Discursos se halla, por una parte, en el Mundo y, por otra, en nosotros. Del lado nuestro, que es del único del que podríamos hablar, lo que posibilita los Discursos es la Razón; si la Razón es ontológicamente inherente a nosotros, entonces estamos/somos “ontológicamente” incapaces de acceder a esos Otros Mundos no discursivos.
Ahora, llegamos a esto al aceptar la “creencia” de que sólo “podemos ver” al Mundo a través de los Discursos; esto nos lleva a que sólo hay Mundo:
-   en tanto éste posibilite los Discursos,
-   en tanto Discursivo,
-   en tanto Discurso.
Pero si abandonamos esta creencia ¿qué sucedería con los Otros Mundos Posibles…?

Si los Mundos a los que accedemos por medio de los Discursos no son todos los Mundos, entonces: habría Mundos que no necesitan Discursos para ser Mundos:






Entonces parecería real la posibilidad de los Otros Mundos Posibles. No luce tan pirado si pensamos que la Razón no es la única característica ontológica  al Ser Humano, es decir, esa Condición de Posibilidad de los Discursos; pues en nosotros hallamos otras características ontológicas muy distintas y algunas hasta opuestas entre sí. Así, tal vez, esos Otros Mundos Posibles (O. M. P.) sí nos serían accesibles pero por otras instancias que no son, de ningún modo, racionales. Aquí cabe aclarar que experiencia no es exclusiva de la Razón. La Razón tiene su tipo de experiencia pero no es Toda la experiencia, no es Todos los modos de ésta. La prueba está en que podemos vivenciar —experimentar— hechos que son intraducibles a la razón. Por ejemplo los sueños: cuando soñamos dormimos, no hablamos. Al despertar, cuando queremos relatar el sueño, estamos traduciendo a un discurso racional por medio de la palabra, un discurso onírico o algo que ni siquiera es discurso, algo a lo que designamos con la palabra sueño. Al poner en palabras la experiencia onírica  —ya no soñamos— la estamos trucando, la expresamos no como es, sino como la podemos pronunciar, decir, describir, relatar, racionalizar.
Hasta aquí se puede decir que la posibilidad de los O. M. P. luce más sólida que su Probabilidad; claro que desde el aspecto racional es lo contrario: la probabilidad de los O. M. P. parece más fuerte que su Posibilidad.
Normalmente decimos ante el hecho de ser aplastado por una vaca cayente del cielo que es posible, pero no probable. Aquí la posibilidad es más fuerte, más sólida, que la probabilidad: porque sabemos los efectos de algo a lo que se ha dado por llamar Ley de la Gravedad o Gravitación Universal, y sabemos que ninguna vaca está exenta de ella. La conclusión exacta podría ser: no es imposible que una vaca, que cae del cielo, aplaste a alguien o puede ser que una vaca… etc. Como del lado teórico.
Pero, también sabemos, que las vacas no vuelan  aunque existe la probabilidad de que sean transportadas por aire; sin  mencionar las probabilidades de un accidente aéreo. En pocas palabras hay más posibilidades de que a alguien le pegue un rayo a de que alguien padezca aplastamiento vacuno. Es decir, en la práctica, a pesar de que es posible el accidente vacuno, sería rarísimo que sucediera.
Con los OMP sucede exactamente lo opuesto son más probables que posibles. El espacio entre ambas opciones es abismal.









 @aleljndr

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