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(Por pupis)           Déjame contarte una historia, esta era una chica que se llamaba Camila, era como cualquier persona de su edad. L...

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(Por pupis)

          Déjame contarte una historia, esta era una chica que se llamaba Camila, era como cualquier persona de su edad. Llena de ambiciones, alegre, con deseos y aspiraciones, ilusiones, tierna, con debilidad ante los dulces y pasión por el cine, la música y la foto.  Camila tenía todo, sus colores, los más bellos, su sonrisa, la más grande y contagiosa y su forma de ser lo que encantaba a las demás personas. Pero un buen día todo ello cambio, Camila no sonreía más, ya no brillaba, su gusto por mojarse con la lluvia y sus intereses poco a poco se iban apagando, hasta dejarla en lo que sería una escala de grises, seguía sonriendo pero era una sonrisa falsa, como todo lo que le estaba pasando en ese momento.
          La pobre chica angustiada se escondía tras pretextos inútiles y bobos ante las demás personas, todos estos sentimientos estaban generados en torno a alguien, alguien que si bien no era el más malvado de la historia, si fue el factor más importante por el que Camila  empezó a decolorarse y dejar de ser feliz.  Esta persona la llamaremos Daniel; Daniel era un joven compañero de escuela de Camila, con el que al principio la chica gustaba de pasar tiempo con él, era divertido, se preocupaba mucho por ella, la cuidaba, ayudaba y entendía, pero paso que Daniel se convirtió en un ser incomprensivo, amargado, hostil y agresivo (no físicamente pero si en sus actos o palabras), los desamores de la vida transformaron a este personaje en un ser monstruoso, pero no un monstro cualquiera, uno de los que dan miedo. Camila no se dio cuenta, por más que todo el mundo se lo decía y ella notaba el comportamiento de Daniel, lo más triste es que Daniel se portaba así nada más con ella, lo cual la ponía más mal, no entendía el por qué y decidía no hacer nada.
          Llego el día en el que Camila ya no supo sonreír, solo fingía con ciertas personas y momentos, su color era ahora solo gris, a veces lloraba, otras gritaba y unas más no actuaba, ella es de corazón muy muy frágil, es fácil lastimarla, auque a simple vista no lo pareciera así. Camila fue cayendo en un hoyo oscuro del que creyó que nunca saldría pero paso algo inexplicable, algo que nadie se imaginaria, lo mejor que le pudo haber pasado a Camila en esos últimos días…  Un buen día cuando Camila visito a una amiga conoció, como por obra divina, a un chico, un chico un tanto extraño, al menos eso pensó Camila, pareciera reservado imagino, pero con algo que, aunque ella no se lo  explicaba, llamo muchísimo su atención de ella hacía él.  Al paso de los pocos días este chico al cual llamaremos Trent, se volvió una persona importante y fundamental para Camila, poco a poco y sin saberlo, Trent empezó a teñir de color a Camila, colores nuevos, desechando los restos de los otros colores, el con una sencillez que da miedo y una sonrisa preciosa era capaz de colorear hasta el smog de esta ciudad, una forma de ser, de tratar de platicar que parece increíble que exista alguien así. Camila, sin saberlo, fue dejando todo aquello que la arrastraba a ser una persona gris hasta que quedó liberada de eso que la “ataba” a Daniel, quien ahora comprendió lo que tenía y dejo perder.
          Camila es de nuevo feliz, tiene una sonrisa del tamaño del mundo, hace mil cosas que antes ya no hacía, habla de lo que le gusta, tiene de nuevo esos colores que ahora le son más bonitos que los primeros, ama la vida tal y como es, de nuevo gusta de mojarse en la lluvia, es libre como las mariposas y lo más importante encontró un ser único en el mundo, alguien que la hace feliz solo con verlo, que cada día le aprende cosas nuevas y que platican de miles de cosas y gustos que comparten, Camila ahora es FELIZ.  
 

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