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07 de enero 2014 Las primeras horas del día son las que siempre me matan. Pues no estás, no estuviste o ya te marchaste.Entonces te con...

Hora Cero Hora Cero

Hora Cero

Hora Cero

07 de enero 2014

Las primeras horas del día son las que siempre me matan. Pues no estás, no estuviste o ya te marchaste.Entonces te conviertes en el espacio justo que queda en la cama luego de que te has levantado, luego de haber colgado el teléfono, luego de haberte soñado.

Eres esa parte de la mañana que más odio; cuando mi brazo adormilado busca sujetarse a tu pecho, abrazar tu cuerpo y, entonces, me doy cuenta que no estás, que quizá no llegaste, que nunca lo harás, que no es la primea noche que me desvelas sin siquiera tocarme.

Doy media vuelta sobre las cobijas, las llevo hasta la cara y cierro los ojos, con la ilusión de que al abrirlos en un segundo intento y voltear, tu cuerpo me impida girar. Me detengo, no quiero regresar a la realidad, a una mañana en la que ya se ha hecho tarde para el noticiero matutino pero es muy temprano para la segunda emisión. Y es que son  las noticias lo que me distrae la mente o la pone a trabajar, ellas y tú son lo único que me hace estar y no escapar.

07 de enero 2014
El mediodía.

Dicen que todas las pérdidas duelen, se sufren, se consumen. En silencio o a gritos, pero el que pierde algo siempre encuentra la manera de lidiar con la pérdida. Y es cuando me pregunto si el perderte a ti (no porque fueras de mi propiedad sino porque es como la costumbre que nos tiene sometidos a estar y cuando se deja de hacer, se extraña, se duele, se siente) si perderte a ti debe de generar algún sentimiento para mí.

El teléfono ha sonado más de una vez; esta mañana tu ausencia me hizo levantarme antes. El frío de un martes de enero me hizo caer en la cuenta de que no sé cuántos días llevaba en cama esperando tu llegada.

Las 12 del día, muy tarde o muy temprano, pero el momento justo de quedarme en el baño dentro de la tina, mientras el agua fría corre por mi cuerpo en busca de hacerme sentir un día más. Pues si bien tu ausencia te mantiene presente en mi vida, el agua fría busca hacerme sentir, tener algún reflejo de que la vida debe seguir, de que si no estarás presente al menos no te olvidarás.

HORA CERO
Las cinco en punto.

El frío debería calarme hasta los huesos, pero ya para esta hora no siento ni el hambre; hambre acumulada por estos últimos días. Vinieron a tocar la puerta, no respondí, seguro era cualquier persona menos tú, entonces no era importante. Me preguntarán ¿cómo es que sabía que no eras tú? Simple, el sonar delos dedos al chocar con la madera eran diferentes, no se penetraba el aroma peculiar de tu persona, ni al pegar mi oído a la puerta pude escuchar tu respiración agitada tras subir por las escaleras, odiando un día más el descompuesto elevador.

Camino a la cocina, descalza, en pants, sudadera y con la cara pálida, la mirada desvelada y las ganas que me quedan junto a la cama; hasta mi sombra se ve débil, no es la misma, está desubicada, parece confundida, sólo un reflejo de lo mucho que aparento.

Un café es la opción pero el frasco está vacío, con restos pegados hasta el fondo del recipiente, lo cual me detiene a pensar que así los sentimientos dentro de mí: aún hay restos pero están pegados y cualquiera podría decir que estoy vacía... cualquiera menos tú.

07 enero 2014
11:00 pm

La noche llegó como de costumbre. Las persianas cerradas del cuarto no me ha dejado ver la luz del día. Realmente nunca me ha apasionado ver esos detalles. La única luz que me permito tener cerca es la del televisor, así creo que no estoy tan sola, aunque realmente no quiero compañía.

He pasado tanto tiempo inmóvil, de la cama a la ducha, de la ducha a la cocina, de la cocina al sofá, en dónde -aún descalza- me arrincono en una esquina mientras la calle se queda en silencio y yo acabo con las pocas lágrimas que aún conservo para tu llegada.


No sé qué día es, me es difícil llevar la cuenta. He dormido más de lo acordado, tu simple aroma hace que pierda el sentido y me quede ahí, quieta en la cama, sin fuerza para abrir los ojos, sin ganas de mirar nada.Hoy no ha sido un buen día.

Es hora de cerrar los ojos nuevamente, intentar alcanzar tranquilidad en la tortura de una casa sola, fría, sin ti. De igual manera, el grifo del agua me mantiene alerta sobre lo que pueda pasar, ese pequeño ruido en la cocina. ¿Recuerdas que te pedí que lo repararas? Ahora ya no lo intentes, no tiene caso. La casa está llena de recuerdos tuyos por cosas que no hiciste y que ya no me molestan.

10 enero 2014

Ya pasa la medía noche.

La taza de café junto a mi cama, yace fría después de un par de días. Me he dedicado a no sentir, he intentado sólo dormir, pero ahí radica el mayor sufrimiento: despertar "a medio sueño" y ver que no has vuelto.

Entonces viene el primer estiramiento del día. Día, no porque los rayos del sol ya maticen la ventana, pues se encuentra cubierta por las persianas que impiden que pase un menor reflejo de luz mañanera; pero es el primero del día, lo sé porque el reloj se ha quedado fijo a las 12:30 am, el segundero avanzó por última vez y se detuvo justo en el momento en el que gire a tu lado. Es como si sintieras que empiezo a moverme, a querer despertar y te quedaras casi sin respirar, evitando hacer cualquier tipo de ruido que pudiera alentar mi desvelo.

Ahora sólo pienso en que el reloj requiere nuevas pilas y, entonces, me parece que todo sería más fácil si hubiera cambio de pilas para las personas, o si alguien pudiera venir, sacar todo lo que se mueve dentro mío, llevarse mis pensamientos, como si desarmaran una máquina...

¡Qué estupidez! Sería la manera más simple de matarte, pues ahora sólo viven en los recuerdos, es estas hojas, en mis adentros.

11 febrero 2014

La tarde nublada y el tráfico que se asoma a mi ventana en la oficina me han hecho caer a la cuenta de que van varios días que la mirada se pierde en el cristal, que sonrío por sonreír, que como por comer, que duermo porque la oscuridad acoge mis pensamientos incompartibles sobre tu persona, y es mejor dormir para calmar los demonios que se acuestan conmigo, los que seguramente no soportaste, los que te enamoraron y que ahora me dicen que las cosas ya no serán igual...

Y te mentiría si te digo que te he olvidado, y te mentiría más si te digo que ya no te quiero, y aún más mentirosa sería si te niego en algún lado, pues sigues aquí pero puedo mentir y decir lo anterior, de igual manera me mientes cada que se te ocurre tomar el teléfono y llamar... somos los mentirosos más honestos, pues seguimos mintiendo en un interés que hace mucho ninguno de los dos mantiene, nos mentimos al vernos, al buscarnos, incluso nos mentimos al negarnos y separarnos.

28 febrero 2014

Ni frío ni caliente, ni mañana ni tarde, mucho menos noche. Esos sentimientos que salen un viernes cualquiera, con una canción de un grupo que gusta mucho.

El café de la mañana, para esta hora ya frío, es como nuestras pláticas pero que de igual manera, no me atrevo a arrojar por el hueco del fregadero de la cocina.

El almuerzo del día fueron tus recuerdos, acompañados de una que otro beso, de las veces que hemos platicado tratando de salvar al mundo, o de mínimo no morir en el intento; las miradas que dijeron "vamos afuera", las sonrisas que consintieron algún capricho tuyo o mío, al final era más de quien lo hacía que quien lo pedía.

Y ya para esta hora ni frío ni calor, ni bueno ni malo, ni mucho ni poco, ni juntos ni separados, ni te quedas, ni me voy, eso es lo que más me duele o alivia, así somos, así nos conocimos y así nos juntamos, pero nunca es ni todo ni nada, siempre a medias, aunque digamos lo contrario, aunque lo neguemos, de igual manera hoy nos odiamos, mañana con un poco de suerte, seguro nos amamos.

02 abril 2014

No sé si son las fechas, el alcohol o la simple necesidad de extrañarte cada mañana. Pero hoy me has dado un tiro que me ha matado, no fue en la cabeza, fue un poco más abajo, no hubo sangre, sólo lagrimas.

Siempre hablaste de no hacer las cosas sin sentirlas, sin quererlas, sin desearlas... entonces me queda claro que lo único que querías era hacerme daño, o no sé realmente qué hacías, pero jugábamos a querernos.

Y llegó el día en que te quise tanto que decidí no buscarte y tú optaste por matarme poco a poco, yo preferí cortar de tajo toda relación. Y quiero pensar que, sin intención, y sin ser un arma, tu boca, tus actos, todo me afectaba, pero fue porque yo así lo quise.

Me da gusto saberte feliz, pues dicen que cuando acaba la vida, uno ya descansa. Pero aún así, al final de todo ganaste más que yo. Tú dijiste ser de una forma, yo sé que era de otra, pero juntos... juntos las cosas nos salieron al revés. Ni tú eras el hombre perfecto, ni yo la perfecta cabrona, ambos llegamos tarde o nos anticipamos, a estas alturas ni creo que importe cómo es que llegamos a esto.

Recuerdo cada palabra, cada ocasión, cada canción y eso me caga, pues es imposible evitar recordarte, pero igual tengo recuerdos buenos, de cualquier manera las cosas se hicieron. Había pasado días enteros sin escribir, tratando de sentir algo más allá de ti, yo no quería, tú siempre lo buscaste...

Quizá sean las últimas palabras que te dedico, quizá sea lo mejor para los dos, quizá ni las leas, quizá ni me recuerdes, quizá si hubiera sabido que el arma, ésa, la de verdad, estaba cargada, quizá nada hubiera pasado; pero pasó y ya no podemos hacer nada, puedes tener mil altares, pero el mío será el más sincero, será un altar compartido, pues el arma la disparé yo pero la boca la abriste tú.

Y así como nuestro amor, nuestros tiempos y espacios, también la ofrenda a lo que un día fue, la compartiremos los dos.

08 abril 2014

Hace mucho no se detenía el tiempo en la mirada de una persona. Hace mucho no reía sin parar, sin importarme nada, hace tanto no quería bien, hace mucho no estaba bien conmigo.

Y no es que ya no me importes, es sólo que las cosas están logrando acomodarse, para dejar atrás lo que fue (o nunca fue), para dejar de lado tus besos en mi espalda, mis manos un poco más abajo. Y siempre podrás darte el lujo de decir "soy yo, fui yo, seré yo", pero hoy ya no quiero que camines conmigo, sí, un día me acompañaste y fue lindo, pero el peso de tus decisiones, mis actos y aquellas noches, todo ello sobre mis hombros ya me han hecho muy largo el camino, ya no quiero, y es que de quererte dentro de mi vida, como alguna vez me lo dijiste, pues sí te quiero, pero de poderte dejar dentro me está matando.

No te voy a decir lo que te quiero y lo que representas, pero te contaré un secreto, ése que siempre me preguntaste y nunca había tenido valor de revelarlo:

¿Te acuerdas que hace tiempo, hace menos de un año alguien me dijo que estaba por conocer o había conocido hace no mucho a una persona, una que sería una persona muy importante en mi vida? Ayer, teniéndolo de frente, me di cuenta de que esa persona importante y siempre presente es él. Alégrate como yo lo he hecho por ti. No te sorprendas, no digas nada, no tienes derecho. Sal si hacer ruido, no expliques, no voltees, no recuerdes cómo volver...

Al final las cosas nos salieron como las empezamos, rápido, inesperadas, inexactas. Sólo me resta decirte que si alguna vez piensas pasar, ahí junto a aquél cuadro que me regalaste, ahí está tu ofrenda, la única manera en la que podemos estar juntos sin pelear, sin ofendernos, sin maldecirnos, ahí con mis calacas y tus demonios, con mis miedos y con lo que no me deja ser.

Demos marcha adelante y no volvamos, te dejo lo peor de mi, es justo dar lo que siempre recibí.

por Pep


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