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Jamás olvidaré esa frase: La verdad no existe, y si existe no se puede conocer,  y si se conoce no se podría  comunic...

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Jamás olvidaré esa frase:
La verdad no existe, y
si existe no se puede conocer,
 y si se conoce no se podría
 comunicar y si se comunicara
 sería incomprensible.

Paradójicamente los tres son imbéciles (o la paradoja de la imbecilidad):

Un imbécil, que ignoraba que lo era —esto lo hace un auténtico imbécil— llegó a contarme lo siguiente acerca de otro imbécil que también ignoraba que lo era. Me dijo:
“Estaba yo con un imbécil, que ignoraba que lo era, tratando de abrir un portón. Movimos aquí y allá y el portón incólume. Así éste imbécil introdujo sus dedos en una hendidura mientras yo, hallando la manera de abrir, le advertía que podía perder los dedos a la vez que lograba nuestro fin: abrí el portón machacando los dedos de mi imbécil compañero. Éste, al momento que sintió el dolor provocado por la apertura del portón —yo logré abrirlo— gritó y me golpeó con fuerza, ‘¡Qué imbécil eres!’, le dije ‘Te advertí que no pusieras allí los dedos’ y añadí ‘No es mi culpa, sino tuya. Además no tienes porqué pegarme. Deberías controlar tus impulsos; entre tu cerebro y tu puño estás tú y tú decides si sucede o no. El hombre que no controla sus impulsos parece más animal que hombre.”
Acabada su anécdota, me hallé en acuerdo con esta persona acerca de la imbecilidad del manimachucado y de su ignorancia acerca de su imbecilidad propia; y añadí que él cometía el mismo error que el manco: ignoraba su imbecilidad. Pues con un imbécil que no controla sus impulsos no se puede hablar… y al yo decir esto advertí que yo también soy un imbécil más que ignoraba su imbecilidad. Así completaba la triada. Pues tratar de razonar con un imbécil que no controla sus impulsos es imbécil; pero para razonar con un imbécil que trata de razonar con imbéciles —que no controlan sus impulsos— es necesaria excesiva humanidad o extraordinaria IMBECILIDAD. En ese momento decidí guardar silencio y, truncando la plática, cambié de tema con el terror de la imbecilidad alrededor de la nuca, pues el imbécil es imbécil no importando se hable de astrofísica o de cocina, de música o de arte pop.




@aleljndr


1 comentario:

No le saque y opine.