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Sonoros al Grito de Ayuda Sonoros al Grito de Ayuda

Sonoros al Grito de Ayuda

Sonoros al Grito de Ayuda


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Después del sismo no vino la calma, llegó la ayuda, se sintieron los colores, no hubo partidos ni religiones, no importó el dinero, la raza, el color, o el código postal; después del sismo despertó México, ese movimiento nos hizo salir de nuestros laureles y levantar el puño, porque los mexicanos (nacidos o no aquí) hoy levantamos al país. -Pep-



 
Sábado 30 de septiembre.- Después de dos de escalas con la camioneta llena, mi familia y yo viajando como indocumentados (jaja), además de una caída; por fin nos dirigimos a Toluca.

El camino algo contrastante de clima, pero nada nos detuvo, teníamos una misión en la mente que concluiría el esfuerzo de tantas personas.

Llegamos alrededor de las 2:00 pm al municipio de San Francisco Tepexoxuca, donde nuestro primer guía nos recibió. Nos contó que el terremoto causó el derrumbe de algunas casas, así que familias perdieron todo en segundos y otras más están en la lista de perderlo todo por una demolición ya anunciada. Hay calles acordonadas donde civiles, ingenieros y ejército se encontraban trabajando, ya sea demoliendo o removiendo escombros. 

Llegamos a la primera casa, donde actualmente se refugia la familia, salieron a recibirnos, nos contaron de su pérdida y de que no sabía ni cómo ni cuándo volverían a tener un hogar. Dimos el primer paquete de ayuda y sus palabras fueron simples pero entrañables "gracias por esto, que Dios se los multiplique".

Seguimos nuestro recorrido y nos encontrábamos con más paredes donde estaba el símbolo de demolición, casas chicas y grandes, pero ninguna de ellas se salvaría.

Nuestro guía tocó en otra casa más, nuevamente la familia que buscábamos se refugiaba en esa casa de un familiar pero, en cualquier momento ese nuevo refugio tampoco existiría ya que tenía el símbolo de demolición en su fachada.

Salió una señora, le comenté que traíamos un poco de apoyo para estos días difíciles.   Entregamos un paquete donde además dimos juguetes para sus hijos. Tomaron un muñeco come-galletas y no entendieron un peluche de una lechita, la veían con rareza (jajaja, a nosotros si nos gustó ese peluche), así que prefirieron un chipote chillón y un camioncito. Ropa, mallitas para su hija, dulces y nuevamente la frase "gracias, que dios se los multiplique".

La siguiente familia que visitamos perdieron la mayor parte de su casa y ahora estaban concentrados en lo que les quedo. El señor nos comentó del susto de aquel día, el pendiente que seguía sintiendo por su hijo de 3 años que todos los días le pregunta: "¿papá, ya no se va a caer otra cosa?".

Nos invitaron a pasar a su casa, un humilde cuarto donde actualmente están todos. Les llevamos el apoyo y solo le dije, -entiendo el miedo que se siente por los hijos, esperamos que esto pueda ayudar-.

Dejamos paquetes de despensa, higiene, de bebé, un snoopy de chaqueta negra, playeritas y una chaqueta de mezclilla.  El señor nos agradeció y dijo: "que dios se los multiplique, y aunque no me hubieran traído nada, en estos momentos se necesita una visita, un abrazo, unas palabras de consuelo, un consejo. A mí con eso me hubiera bastado porque esto es muy difícil (se le quebró la voz) y yo ahorita dejo que mi hijo haga lo que quiera, porque ya no quiero que recuerde ese día."  Nos llegaron al corazón sus palabras, y es que es cuando uno se siente frágil, se hace humano, es cuando uno se da cuenta que esta vida es de paso, pero cuando se tienen hijos, uno quisiera ser eterno, quisiera que no hubiera nada malo que los alcance, pero también, en momentos así es cuando podemos enseñar a las nuevas generaciones que al final del día, de aquí o de allá todos debemos hacer de éste un mundo mejor para todos, si no todos tenemos las mismas oportunidades, hacer el camino más ameno para los que hoy tienen menos. 

Seguimos nuestro recorrido donde nos encontramos a un par de señores a quienes le preguntamos por la señora que vivía en la casa derrumbada, uno de ellos dijo ser su hijo y preguntó que de qué partido éramos. La desconfianza se hizo notar por parte de ellos porque insistían en que dijéramos nuestro partido político. Al convencerlo que la ayuda era de ciudadanos para ciudadanos pudo hablarle a su mamá. No los culpamos de su desconfianza, bien sabemos, desde siempre, que cuando una tragedia acoge al pueblo, sus gobernantes, esos que nos representan, llevan despensas, ayuda, víveres, todo aquello que pueda quedar registrado en fotografía, que se pueda subir a redes sociales, que evidencie que en época electoral, toda tragedia sirve para sumar puntos, para acercar al candidato un poco más al pueblo, claro, a ese que lo ven cada que son campañas...

La señora salió y nos platicó que en el espacio que se rescató estaban habitando 6 personas entre hijos y nietos, que era difícil porque todo se había perdido, que justo ese sábado por la mañana se habían llevado el escombro de ahí, quedando únicamente en pie una parte del portón y una plancha de suelo de lo que alguna vez fue su casa: “gracias jóvenes, que Dios se los multiplique y les dé aún más”, esto nos lo dijo después de haber entregado la ayuda de despensa, higiene, niños, bebé, ropa, juguetes y dulces.

Siendo ya un poco tarde, con lluvia y al no encontrar a otras familias, nos dispusimos a continuar nuestro viaje a Joquicingo sin antes dejar a mi primo y guía en San Francisco, la ayuda exclusiva de las familias contempladas. Por su parte, él pudo hacer la entrega y agradecemos el apoyo.

Llegamos a Joquicingo alrededor de las 8:00 pm sin batería en el celular y sin saber la dirección de nuestra siguiente guía. Al caminar por las calles de Joquicingo vimos un panorama desolador en el que muchas casas ya habían sido totalmente demolidas, múltiples huecos había en cada cuadra de ambas aceras.
De casualidad llegamos al albergue que es la escuela primaria León Guzmán. Entramos a preguntar y llegamos a un comedor, las señoras que nos recibieron nos contaron que actualmente ya no hay personas que se quedan a dormir, porque se comenzaron a ir a casas de familiares o amigos, pero aun así el lugar operaba proveyendo de alimento la mayor parte del día. Todo lo que se cocinaba del apoyo que han ido recibiendo.

Durante el breve tiempo en el comedor del albergue, entró una familia a pedir comida, los chicos que trabajaban en las demoliciones de inmuebles, que ya cansados, pedían una cobija para tender en el piso y poder descansar. Las señoras ofrecían cena, café y donas que algún panadero aportó ese día.

Después de ver esto, decidimos dejar el resto del apoyo ahí. Las despensas (que ya eran pocas), lo de higiene que también ya se habían repartido en su mayoría en el transcurso de nuestro andar por las calles de San Francisco, las cobijas que en cuanto las dejamos se ocuparon, el alimento para perro que abrieron una bolsa para alimentar al can que estaba ahí con ellos en la guardia. El resto de la ropa y juguetes.

Ellos lo clasificarían y destinarían ya sea para alguna familia, niño o para consumo en el albergue. Donde además de brindar comida y refugio, se dan terapias psicológicas para superar los miedos que trajo consigo el terremoto, además de actividades lúdicas para niños y adultos.

La primaria seguirá operando como albergue sin poder reanudar clases, debido a la demolición de una parte de salones que tuvo fracturas.  Nos agradecieron mucho la ayuda y la visita. Incluso surgió el comentario de "hasta que se dice algo bueno de los chilangos".

Pasando de las 11:00 pm nos dispusimos a volver a casa, con la camioneta vacía y nuestras mentes y corazones llenos.

Este esfuerzo solo fue el producto de la suma de una cadena de esfuerzo, en donde muchas personas interfirieron con su cooperación, logística y corazón. Y este relato es para que sepas que la ayuda llegó a quien debía llegar, que el rumbo de ese día no fue casual porque estuvimos en el preciso momento de toda situación, porque la ayuda no fue tardía, fue coordinada, fue ubicar el lugar a donde nadie ha ido, a donde pocos conocen, donde no se ha hablado y las redes sociales parecen no tener acceso, paciencia y corazón, ese día fue lo que llevamos, esos mensajes de todos los que apoyaron, ese corazón chilango en una camioneta.  

Gracias a ti, por apoyar.

Gracias Flor, porque sin tu preocupación y gran corazón no hubiéramos detectado la situación. A ti Aarón, porque tu gentileza y justicia nos llevaron a las familias correctas.  
A Nely que con su logística nos ayudó desde el primer día con el centro de acopio, además de tener excelentes y nobles amigas que se sumaron, gracias Viry, Paty, Cyn, Lupita, Yessy y Ceci que a su vez con ayuda de familiares y amigos se organizaron para enviar ayuda.

Gracias Carolina Lara, Ilse Ramírez, Karlita González, Brenda Rodríguez, Erik "Oso" Álvarez, Guillermo "Chapi" González Dionicio, Familia González Cruz.

A Iris, gracias por siempre estar. A su familia: Teté, Toño y Javi, gracias por donar y desprenderse de recuerdos.

A mi familia por ser los primeros en donar, gracias Yadi, Móni, Indi, Amalia; al Camarada, Mari, Beto y Omar por estar en el centro de acopio, a Don papá, a mi Mamá que además su casa sirvió como bodega, albergue y centro de acopio.

A los vecinos y comunidad de la colonia Peralvillo que creyeron en nosotros y nos brindaron su apoyo.

A Serch (el product), Pato y Rodrigo por ir a esta aventura juntos, por prestar su tiempo, esfuerzo y corazón.

A Ian (6a) y Dante (4a) que todo el tiempo estuvieron conscientes de la situación e iban ofreciendo dulces a todos, sin distinción. Espero haberles dejado una enseñanza de unión y fuerza.

A todos los que estén mal, hayan sentido miedo, hayan perdido algo, gracias, gracias por dejarnos ayudarlos, por ser más fuertes que los que no perdimos mucho o nada, por enseñarnos que nosotros si podemos levantarnos y ayudarnos sin pedir nada a cambio, gracias por hacernos más humanos.

#FuerzaMéxico #Gracias #SonorosAlGritoDeAyuda


Nic_ky

Fotos by: Pato, Flor, Nely, Serch y Nicky 

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